Por favor hagan una película sobre Jorge Bolet
Si hubiera que escoger un solo intérprete de Liszt me quedaría sin duda con Jorge Bolet. Su sonoridad, elegancia y virtuosismo, con esas notas de nostalgia y sofisticación son perfectos para Liszt.
BUSCANDO A LISZT
Recuerdo el recital Liszt al que me llevó mi tío abuelo Enrique en Bogotá que dio un pianista brasileño desconocido llamado Arnaldo Cohen. Luego no podía dejar de oír el cd que me regaló adquirido en el lugar del recital, con esa sonata de Liszt que apenas estaba descubriendo y que me parecía como de otro mundo. Esa fue mi entrada a Liszt; antes de eso solo sabía que sus composiciones eran técnicamente muy difíciles de tocar, que había que tener manos grandes y dedos largos debido a los intervalos que proponía y que había sido un poco el Paganini del piano.
No recuerdo bien por qué varios años después descubrí las grabaciones Liszt de Jorge Bolet en una colección recopilatoria Decca que me atrapó por completo.
Al principio me parecía un poco extraño que un cubano como Bolet fuera el directo descendiente del cosmopolita compositor húngaro, y me puse a explorar a otros pianistas: en esa exploración me encontré con varios excelentes pianistas como Cziffra, Berman, Trifonov, Zimerman, Aimard, Howard, entres otros.
Pero fue cuando llegué a la colección completa de Leslie Howard con 99 cds que me resigné, por comparación, a que no había mejor pianista para Liszt que Jorge Bolet.
FAMA ESQUIVA
De la colección Liszt por Bolet para Decca que comento me llamó la atención que casi todas sus grabaciones fueran digitales (ddd) lo cual es muy raro para esas colecciones Decca en las que suelen sacar grabaciones más bien legendarias (o sea casi siempre anteriores a la era digital), al menos así parecía. Entonces me enteré que Bolet había llegado a los estudios de grabación muy al final de su vida. En realidad había grabado en los años 50 para pequeños sellos discográficos algunos pocos discos aislados que no tuvieron continuidad.
Hacia 1977, un recital en Londres desencadenó la firma con Decca, grabando sus famosos discos Liszt entre 1981 y 1986, efectivamente en la era digital, más uno inicial en 1977 para una filial de Decca llamada L’Oiseau-Lyre, incluido en la colección Liszt que comento, como último cd (en add) casi como un bono. Inicialmente Decca no quería que Bolet grabara toda una serie de Liszt por considerar que ese compositor no tenía mucho interés comercial, pero por fortuna, la insistencia de Bolet y las excelentes críticas al primer disco de la serie forzaron su continuidad.
Pero antes de 1977, cuando Bolet ya tenía 63 años, el pianista nacido en la Habana era profesor en la Universidad de Indiana desde 1968, había dado muchísimos recitales, la mayoría con excelentes críticas, uno de los cuales en 1974 reemplazando a Horowitz en Carnegie Hall fue particularmente exitoso y recordó la existencia de Bolet, pero su carrera internacional no había despegado. Algunos se lo atribuyen a la falta de un manager que le diera estrategia y marketing a su carrera. Otros piensan que la segunda guerra mundial impidió la continuidad del crecimiento de su carrera y cuando volvió a la escena ya el mundo del piano había cambiado y en principio se rechazaba la tradición romántica, representada por Bolet, por lo cual es reconocido como el último de los pianistas románticos. En efecto Bolet fue llamado por Batista a apoyar a la armada cubana durante la segunda guerra mundial, pero fue trasladado a Washington para trabajar con el agregado militar.
En 1944 se enroló en la armada estadounidense como simple soldado pero contó con la suerte de que fue enviado a Japón donde luego de la guerra terminó ocupándose de asuntos culturales llegando incluso a estrenar en ese país la ópera The Mikado de Gilbert y Sullivan como director de orquesta.
En efecto estos años pudieron generar una discontinuidad en su ascenso como pianista, y al final de la guerra el mundo había cambiado. Y finalmente como explicación al no despegue de la carrera internacional de Bolet, muchos piensan que Bolet simplemente tuvo mala suerte: ni con Koussevitsky en 1951 ni con Mitropoulos en 1960 pudo dar los conciertos clave previstos debido a la muerte de ambos directores justo antes, lo cual se piensa que hubiera catapultado la carrera internacional de Bolet de manera más oportuna.
AÑOS DE FORMACIÓN
Si bien Jorge Bolet nació en la Habana el 15 de noviembre de 1914, a los 12 años ingresó al prestigioso Instituto Curtis de Filadelfia obteniendo su diploma a los 20 años.
En Curtis, Hofmann, quien era el director del departamento de piano, le asignó a Saperton como profesor. Saperton era el yerno de Godowsky, con quien Bolet también tuvo la oportunidad de estudiar en NY. Godowsky le presentó a Rachmaninov, a quien volvió a ver en Paris unos años después. Rachmaninov y Hofmann eran sus dos dioses pianísticos, como decía el mismo Bolet, pero Saperton contó muchísimo en su formación y repertorio y fue clave en su desarrollo como pianista. Cualquiera hubiera pensado que Moriz Rosenthal, alumno de Liszt, con quien Bolet también tuvo la oportunidad de estudiar con una beca del gobierno cubano para hacer estudios de posgrado en Viena en 1934, tuvo una gran influencia sobre Bolet y sus interpretaciones de Liszt, pero no: el mismo Bolet decía que no había aprendido nada de Rosenthal, quien además afirmaba que Liszt era mal compositor.
Décadas después, en 1977 Jorge Bolet volvió a su alma mater, al Instituto Curtis, esta vez como profesor, reemplazando a Rudolf Serkin como director del departamento de piano, cargo que había sido ocupado por Hofmann, una de sus referencias pianisticas. Bolet se convertía así en la tercera persona en ocupar ese prestigioso puesto en Curtis, aunque no fue un camino de rosas, recibiendo muchas críticas de los más clásicos por su interés en una formación orientada al virtuosismo romántico, opuesto según sus opositores a una formación más académica. Su nombramiento en Curtis sucedió pocos meses antes de la firma con Decca, lo cual puede no haber sido una simple coincidencia. En 1986 Bolet decidió renunciar a ese cargo para dedicarse a las grabaciones y las giras (sus peleas académicas también pudieron haber contado), resultado de la fama ganada hasta ese momento con su monumental serie Liszt. Por fin, con más de 70 años, edad a la que muchos pianistas piensan más en el retiro, Bolet estaba en el lugar que merecía, pero le quedaban pocos años.
LAS GRABACIONES DECCA MENOS DESCONOCIDAS
Hasta hace poco me enteré que Bolet había grabado otras cosas aparte de Liszt. Al final del año pasado, Decca publicó una caja de 26 cds con todas las grabaciones de Bolet para el sello. Esta caja apareció el 15 de noviembre de 2024, es decir exactamente 110 años luego del nacimiento de Bolet, y como primicia se incluye su última grabación, realizada 7 meses antes de su muerte, la cual nunca antes había sido publicada.
El primer CD es exquisito, con variaciones de Godowsky sobre estudios de Chopin, grabado en 1977, apenas firmó el contrato con Decca. En realidad en toda la colección, Bolet le rinde homenaje a Godowsky como compositor, y este CD es una forma magistral de comenzar su actividad de grabación con Decca. Luego incluiría mucho más de Godowsky, reivindicando la tradición muy siglo 19, y muy Liszt, de arreglos de obras de compositores relevantes.
También se incluye un disco Liszt (cd2) que figuraba casi como bono en las colecciones anteriores de Decca con estudios de concierto y Consolaciones. Increíble disco que podría servir como definición y explicación del arte de Bolet, y que lo hace tan apropiado y peculiar para Liszt: Bolet se atreve a estirar las notas como acariciándolas, muy al estilo de un David Fray hoy, pero sin que se sienta el más mínimo letargo, es un balance perfecto entre densidad y ligereza, o sea solo densidad no viscosidad, de tal forma que nunca cae en un sonido superficial sino más bien en un sonido lleno de armónicos, pleno, con unos graves apoyados pero sin pesadez, y unos agudos cristalinos pero discretos, no demostrativos; en resumen para mí resuelve todo el dilema de Liszt, por lo cual algunos no lo toman en serio como compositor. A Bolet siempre se le reconoció que no usó nunca la música, como la de Liszt, para mostrarse ni para alimentar su ego ni su vanidad, y este cd2 es una clara demostración de eso.
El cd3 incluye variaciones de Brahms y Reger, que no encuentro memorables. Este disco de variaciones me hace pensar en por qué no escogió las Diabelli de Beethoven y por qué no hay nada de Beethoven en toda la colección.
Luego, a partir del cd4 hasta el 12, son los Discos Liszt legendarios decca que ya habían sido publicados anteriormente, a excepción del cd8 que contiene el tercer concierto de Rachmaninov con la London Symphony Orchestra bajo la dirección de Ivan Fischer.
LAS GRABACIONES DECCA POR CONOCER
Antes de pasar a las cosas serias, el cd13 es un disco de bises (encores) con obras de Mendelssohn, Chopin, Debussy y varios arreglos de Godowsky. En este disco lo de Chopin es absolutamente brillante, con 3 estudios del op.25 que es de lo mejor de Chopin que he oído. Creo que luego de haberse afirmado como un Lisztiano consagrado, este disco de 1985 es la declaración de Bolet sobre su interés en otro repertorio, y lo hace pisando muy fuerte.
Desde el cd14 en adelante se presentan varios conciertos como los de Grieg y Schumann con Riccardo Chailly dirigiendo la orquesta de la radio de Berlín en una ejecución magistral, en especial del concierto de Grieg, uno de los mejores que he oído. Por el contrario, creo que al de Schumann le hace falta fuerza, el fraseo de Bolet es bastante mecánico en los pasajes rápidos y el balance orquesta/piano no me parece el más acertado.
Luego vienen otros conciertos como el número dos de Rachmaninov, el número uno de Tchaikovsky y los dos de Chopin.
Esto intercalado con obras de Schumann (el carnaval y la fantasía), las variaciones Chopin de Rachmaninov absolutamente magistrales (cd16), las variaciones sinfónicas de Franck, las baladas de Chopin, los preludios de Chopin, Debussy y Franck, dos sonatas de Schubert (la 14 y la 20) y algunos nocturnos de Chopin en el último CD (cd26).
Con Schubert (cd23) me pasó que la primera vez que oí sus interpretaciones algunos pasajes me parecieron poco fluidos, en especial en el andantino de la sonata 20. Este movimiento es uno de mis preferidos de todo el repertorio del piano, siendo igualado por muy pocas cosas, tal vez algunos pasajes de Beethoven. El caso es que me alegró mucho saber que Bolet había grabado esta sonata. Pero mi primera impresión fue la de mucha lentitud y muy poca fluidez, que se oía como si aún Bolet estuviera aprendiendo la pieza. Luego de varias escuchas empecé a apreciar la claridad y la limpieza, en especial de la sección media del andantino, esa que es como si Schubert perdiera la cordura. Y es que ese pasaje es una locura, y en efecto en la mayoría de interpretaciones que he oído no se distinguen las notas como tal, y se vuelve más bien algo muy confuso, difuso, pero lo que me encanta de Bolet es que pase lo que pase todas las notas que toca son claras, limpias, incluso en los pasajes más dementes, y eso lo valoro mucho, a pesar de que creo que le hace falta un poco de locura, al estilo Brendel.
Hay dos cds que son una delicia y que considero muy cercanos en el repertorio, se trata de los cds 21 y 24 (recital de 1988) que contienen preludios y fugas de Franck y de Mendelssohn, absolutamente brillantes. Yo creo que es la forma (más romántica que barroca) de hacer las fugas, en las que propone ciertos microdesfases de los contrapuntos que generan un nivel de tensión tal que causa placer cuando se resuelven, una especie de alteración de los tempos muy sutil, para volver luego a la normalidad. Al final del cd24 Bolet incluye un arreglo de Bellini sobre las Reminicencias de Norma de Liszt que vale la pena conocer por esa explosión pianística sin concesiones, en la que las dificultades digitales de un Bolet de 73 años pasan de verdad a un segundo o hasta tercer plano.
No puedo dejar de mencionar el cd25 que tiene los dos conciertos de Chopin: si bien el primero hacía parte de su repertorio, el segundo debió estudiarlo y lo presentó en unos pocos conciertos antes de esta grabación; aunque no reemplazan mis referencias, ambos son impecables y valen la pena, no pude oír una diferencia cualitativa entre ambos, aún sesgado conociendo la historia.
El último cd de la colección (cd26) me parece un excelente bono, con una selección de los nocturnos de Chopin muy convincente, tanto por la selección como por la interpretación. Las sesiones de grabación de febrero de 1990, con un Bolet muy enfermo y al límite de sus fuerzas y capacidades, también incluyeron las sonatas 2 y 3 de Chopin, que en realidad eran el plato fuerte, pero al parecer se grabaron de manera incompleta dadas las circunstancias y por lo tanto el disco correspondiente nunca se publicó. He leído y oído muchas críticas sobre este último disco: que no era necesario, que se oye a Bolet cansado y lento, etc.
Yo por el contrario creo que, como cd casi bono dentro de esta colección, es un disco sin pretensiones, con un Bolet en el ocaso de su vida, en un momento ideal para tocar esos nocturnos tan solo unos 7 meses antes de morir, iniciando el disco con el 1 del op.9, mi preferido, y recorriendo algunos de los nocturnos y culminando con una Berceuse exquisita, con un carácter y una honestidad ideales para estas piezas. El único punto débil del disco es el sonido: parecería que Decca no hubiera tomado las grabaciones maestras originales para producir este CD, lo cual me cuesta trabajo creer teniendo en cuenta la legendaria y comprobada calidad del sello, pero no encuentro ninguna otra explicación.
LOS PIANOS
A diferencia de la mayoría de pianistas de su época y posteriores, Jorge Bolet no soportaba los pianos Steinway, y se dice que prefería los Baldwin cuando se encontraba en América y los Bechstein cuando estaba en Europa. Yo creo que más bien al inicio de su carrera conoció bien los Baldwin por tratarse de una marca norteamericana y vivió siempre agradecido con esa marca por haberlo respaldado en sus comienzos, pero luego prefirió los Bechstein cuando descubrió la marca alemana. Hace poco me enteré que desde 1987 tocó con Baldwin nuevamente cada vez que podía.
Sin embargo, se vio obligado a tocar un Steinway para la grabación de las baladas de Chopin en 1986 debido al mal estado del Bechstein disponible. Nunca quedó satisfecho con el resultado, y criticó la sonoridad de ese disco, a pesar de los elogios de la disquera y de la crítica. Cuando oí ese disco de las baladas de Chopin me pareció estar oyendo otro pianista, aunque no cualquier pianista, pero no el Bolet que conocía, sino con un sonido más delgado, más ligero; pero en términos absolutos es un enorme disco de Chopin, que podría incluso ser la referencia para estas obras. Sin embargo, estoy esencialmente de acuerdo con Bolet, y creo que hubiera marcado un hito discográfico aún más visible si lo hubiera grabado con su sonido característico Bechstein.
UNA VIDA DE PELÍCULA
En muchos aspectos, la vida de Bolet me parece perfecta para llevarla al cine. No he mencionado su homosexualidad no reivindicada socialmente, su compañero sentimental encubierto como mánager quien murió en 1980, el diagnóstico de sida de Bolet en 1988 antes de una operación cerebral de la cual no se recuperó… todos estos elementos, incluidos los que ya mencioné antes como su paso por la armada de dos países durante la segunda guerra mundial, su posterior actividad en Japón, su oposición al régimen castrista, más la frustración de habernos perdido los mejores años como pianista y la muerte por sida en 1990 cuando por fin estaba en la cima, en donde debió estar hacía décadas, hacen de la vida de Bolet una vida de película.
pl
ResponderBorrara great article about Bolet. His discography can be found here
ResponderBorrarhttps://pianistdiscography.com/discography/pianist.php?&PIANIST=10
my favorite for Liszt is Arrau, but Bolet is also great!
Gracias estimado profesor por sus artículos y recomendaciones, excelente Bolet.
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