La última palabra sobre las sonatas para piano de Beethoven

Quiero referirme al último ciclo de sonatas para piano de Beethoven grabadas por Daniel Barenboim (Deutsche Grammophon - DG, 2020). Algo comenté en mi primera entrada, pero considero que vale la pena profundizar en este tesoro discográfico. Me salió un poquitico extenso el texto, entonces decidí dividirlo en subcapítulos para que los lectores lo recorran a su gusto.


CÓMO "DESCUBRÍ" A DANIEL BARENBOIM?

 

Bueno, pues creo que para referirme a este último ciclo es necesario comentar quién rayos es Daniel Barenboim, por lo menos desde mi óptica. Corría el año 2002 ó 2003, no recuerdo muy bien, y decidí que era hora de conocer a fondo las sinfonías de Beethoven (claro, en esa época era más ingenuo, luego de casi 20 años aún sigo sin entender del todo este ciclo). No conocía casi nada de Beethoven en realidad: por supuesto el “tata tataaa” de la 5a sinfonía me llamaba la atención (a alguien no?) y había oído la 9a y me había vuelto loco esa introducción, super espacial (sí con “a”). La película Inmortal Beloved (Amante inmortal) tenía que ver con esos primeros acercamientos. Me fui a una tienda de discos, porque en esa época pre-streaming y con lo de las compresiones (mp3 y demás) apenas empezando, aún había tiendas donde se vendían discos. Estaba por ejemplo Tower Records, donde había unos vendedores sabios de música clásica impresionantes para mí en esa época (sobre todo el “viejito” con la cara manchada que confundía los hermanos Oistrach con Oistrach padre e hijo, pero también estaba el del peinado afro con quien hablaba de lo bonita que era Anna Netrebko, qué mujer me decía, yo no decía sino él, por si acaso), que incluso me encontraba en conciertos en la León de Greiff. 

Ahí me encontré con un ciclo de un tal Otto Klemperer dirigiendo la orquesta inglesa Philharmonia (EMI). Por supuesto yo no había oído nombrar ni al director ni a la orquesta, pero decidí adquirir esa colección de 9 CD's más que todo por el precio (muy barato en esa época, hoy lo estoy viendo a un precio escandaloso de 100 USD por Amazon, tal vez por ser una colección ya casi legendaria) y porque el sello (EMI) tenía cierta reputación (me acordaba que Pink Floyd había grabado para EMI sus primeros discos, entonces no debía ser un sello cualquiera). “Por qué tantos CD's si sólo en 5 caben las 9 sinfonías de Beethoven?” Ahí descubrí que además de las sinfonías, había oberturas. A qué operas? No sabía por ejemplo que Beethoven había compuesto una ópera llamada Fidelio, inicialmente llamada Leonora, y había compuesto varias opciones para la obertura, las cuales estaban incluidas en esa colección. Pero además había dentro de la colección los 5 conciertos para piano de Beethoven tocados por un tal Daniel Barenboim. Algo me decía ese nombre, mi amiga Mónica Triana tenía un CD de tangos tocado por Barenboim y otros, y una amiga, Claudia, de la academia de tango donde bailábamos había mencionado que Barenboim había venido a Bogotá a dar un concierto “y que solo por ser él, ella había ido”. Pero en últimas, esa caja EMI fue el primer contacto con el pianista. Y con Otto Klemperer. Hoy en día esa colección sigue siendo mi referencia para las sinfonías de Beethoven. No quiero alargar más la entrada, pero en otra podría referirme un poco más a Otto Klemperer y a la Philharmonia Orchestra, cuya historia está muy relacionada con la postguerra y los años de desnazificación. 


CONSOLIDACIÓN COMO FAN DE BARENBOIM PIANISTA

 

Luego de ese primer contacto, por supuesto me encantaron los conciertos para piano, sobre todo el 5, que ya había oído y repetido en la película que les cuento. Me sigue pareciendo increíble que un concierto para piano empiece con una cadenza. Recuerdo en mis primeros pinitos componiendo, trataba de hacer algo así de revolucionario pero para la flauta.

 

De ese contacto me quedaron varias lecciones: eran buen negocio las cajas de EMI porque se trataba de colecciones completas a buen precio, y Daniel Barenboim era buena opción porque parecía que le gustaba grabar ciclos completos. Siempre fui coleccionista. 

 

Efectivamente, más adelante, en mi época de estudiante doctoral en Francia, en la tienda de discos Fnac que aún existe y que es prácticamente una institución en Francia, me encontré con una caja EMI con todos los conciertos para piano de Mozart, tocados por... Daniel Barenboim. Esta vez no eran 5 conciertos sino 27! Y además Barenboim tocaba y dirigía desde el piano, según decía el librito. Qué? "Un pianista solo puede ser pésimo director" pensé yo, pero se lo perdoné porque me parecía normal para estos conciertos en los que el mismo Mozart dirigía desde el piano. 

 

Bueno, pasaron los años y seguí con mis cajas EMI, por ejemplo todas las sonatas para piano de Mozart tocadas por… Barenboim (8 CD's con las 18 sonatas más las variaciones). "Definitivamente a este pianista le gusta grabar ciclos completos". 

 

Algún día me topé con el ciclo completo de las 32 sonatas de Beethoven grabado por Barenboim pero esta vez en una lindísima caja Deutsche Grammophon (DG de 1984). Para mí ya DG era (y sigue siendo) lo mejor en música clásica, lo más lujoso, en donde solo graban los mejores. "O sea que Barenboim no solo es EMI? y además hace parte de los mejores? ya me lo sospechaba...". 


Y AHORA SÍ CON RESPECTO AL CICLO DE SONATAS...

 

Durante muchos años oía el ciclo DG de 1984 pero no entendía ni 1%, o por lo menos esa es la impresión que tengo hoy. Pasaba y pasaba los 9 discos y no captaba casi nada. Seguí con el ciclo en video por el mismo Barenboim (caja de 3 Blu-Ray's), pensando equivocadamente que era el mismo ciclo audio pero con imagen incluida (ni oía las diferencias). 


Años después, ya cuando era un fan declarado de Barenboim como pianista, supe que había grabado un gran ciclo Beethoven llamado Beethoven for all (DECCA, 2005), que incluía Sinfonías, Conciertos y Sonatas (otra vez las sonatas?). Pues yo pensaba que con el ciclo para DG de 1984 él ya había dicho su última palabra y decidí ignorarlo. Al leer algunas excelentes críticas decidí comprarlo también. Ya entonces tenía 3 ciclos de las sonatas de Beethoven tocadas por el mismo pianista! La verdad no podía decir cuál de todos los ciclos me gustaba más, tal vez el más reciente (DECCA) por el sonido, y además era en vivo, entonces me parecía una proeza aún mayor, sobre todo para un viejo de 63 años, que era la edad aproximada que tenía Barenboim cuando grabó todo eso. 


POR QUÉ OTRO CICLO DE SONATAS EN 2020?

 

Pues bueno, el año pasado (2020) en plena pandemia, creo que no fui el único sorprendido al saber que Barenboim había grabado nuevamente el ciclo de sonatas de Beethoven, esta vez (otra vez) para DG. "Pero el del 2005 no era su última palabra?" Qué había pasado en los últimos 15 años para que Barenboim, a sus casi 78 años, decidiera grabar otra vez este monumento?


Bueno pues varias cosas habían pasado. En primer lugar había creado una orquesta (West-Eastern Divan Orchestra) con fines musicales y humanitarios, la cual estaba en proceso de consolidación, y en la cual se privilegia la música de Beethoven (supongo que por su mensaje humanista). Había firmado un contrato de exclusividad para grabar con DG. Lo habían ratificado como director de la Staatskapelle de Berlín (tal vez la orquesta vigente más antigua del mundo) y como director de la Opera Estatal de Berlín por varios años más (es decir casi un contrato de por vida). Ya había pasado a ser uno de los mejores directores de orquesta del mundo (en variados repertorios, pero sobre todo en Beethoven, Wagner y Bruckner los cuales eran y creo que siguen siendo sus caballitos de batalla), sin hablar de su reputación como pianista. Había creado la Academia Barenboim-Said en pleno Berlín con su sala Pierre Boulez, la cual no solamente está adecuada para conciertos, eventos y charlas, sino como estudio de grabación. Había ordenado la construcción de un nuevo piano (inicialmente dos ejemplares para él mismo), el Barenboim-Maene, el cual, basado en un piano de Liszt, retomaba los principios de las cuerdas paralelas (como los pianoforte), en oposición a los Steinway (con cuerdas cruzadas), lo que otorga un sonido más cristalino y puro pero sin abandonar la sonoridad de un piano moderno, gran patada a los historicistas tan de moda que estaban pobrecitos (siempre me he lamentado que su ciclo Schubert no lo haya alcanzado a grabar en este piano). Había creado su propio sello discográfico Peral, en homenaje a su apellido, el cual se sabe que viene del Alemán “Birnenbaum” (Birnen=peras + Baum=árbol) transformado a Barenboim con el tiempo. Algo que tal vez lo marcó es que su hijo Michael abandonó sus estudios de filosofía en París para dedicarse exclusivamente al violín: con él ha grabado sobre todo discos de música de cámara de calidades que igualan o incluso superan sus ya legendarios discos con Zukerman y Du Pré. Y por si fuera poco, el mundo se encontraba en jaque por la pandemia. Casi nada había pasado…

 

QUÉ TIENE DE ESPECIAL ESTE CICLO FRENTE A OTROS DE ÉL Y DE OTROS?

Y PARTE DE RESPUESTA A LA PREGUNTA ANTERIOR

 

Muchos pensaron que se trataba de una estrategia puramente comercial orquestada por DG, al fin y al cabo tenían también dentro de sus filas pianistas como Lang Lang o Yuja Wang, que si bien son excelentes pianistas, no dejan de mostrar su lado empresarial y comercial.

 

Por supuesto me abalancé a comprarlo, a pesar de la lógica oposición de Liliana mi esposa ante tal despropósito. Ya no tengo remedio. Fue hace casi exactamente un año. Bueno, no tengo muchas palabras para describir el resultado de esa operación, supuestamente puramente comercial. Para mí es simple: es el ciclo más avanzado, más profundo, el que estoy seguro tendrá mayor vigencia, con el mejor sonido (por supuesto grabado con “su” piano en “su” sala Pierre Boulez y con los ingenieros de la DG, que estoy seguro no eran los recién llegados). Es el ciclo más honesto musicalmente, más equilibrado, más denso, en fin, como les dije, es difícil poner las palabras adecuadas. Ahí entendí que esa grabación era su última palabra de ese ciclo, ahora sí, luego de tanta experiencia como director e intérprete de Beethoven, llegaba a la esencia por fin. Sin embargo, o tal vez por eso mismo, no es un ciclo fácil de acercar. Requiere, como toda buena música que conozco, un esfuerzo del oyente, y en este caso creo que el esfuerzo es aún mayor. Son muchos los discos e incluso compositores que se convirtieron en mis preferidos, después de haberlos declarado indeseables a la primera escucha: empezando por Atom Heart Mother de Pink Floyd (“qué? música del oeste, con orquesta, coros y algunos solos de guitarra, y con unos sonidos inmundos en transición?”) el cual considero un tesoro inigualable en el rock hoy en día. Más recientemente Wagner, Boulez incluso Schubert! Tal vez esto hace parte de la explicación sobre las críticas a este nuevo ciclo, lo cual comento en seguida.

CRÍTICA

 

Efectivamente, la crítica especializada valoró bastante mal este tesoro. Es decir, revistas como Diapason y Classica, que suelen calificar todas las grabaciones nuevas mes a mes, le ponían más o menos la mitad de la nota máxima: 3/5 y 2/5 respectivamente! Gramophone, que no pone notas, no tenía que ponerlas porque con lo que afirmaba se sabía exactamente su valoración: mal. Sin embargo, tratándose de Barenboim la verdad no me sorprendió tanto. Hace años me había dado cuenta que a los músicos con mayor reputación (como Barenboim, Mutter, Grimaud, etc.) les dan bastante duro en esas revistas, sobre todo a Barenboim. Es decir bastante más duro que los que apenas empiezan, o los historicistas. Espero poder referirme a este fenómeno en otra entrada. 

Había varios argumentos que a primera lectura parecían lógicos y coherentes: 

 

Primero, lo lógico era que Barenboim, a sus casi 78 años, ya no tuviera la destreza digital de sus primeros años, y por lo tanto consideraban su primer ciclo EMI de los años 1960 como el mejor, incluso muy por encima del primero de DG (años 1980) y del de DECCA (años 2000). Pero este último de 2020 sí era el peor de todos, porque lo lógico es que entre más viejo peor. Lógico. Incluso era comparado con pianistas de su generación como Pollini (a quien adoro también), Goode y Kovacevich y con pianistas más recientes como Biss y Levit (revista Classica no.228). Según decían, todos estos ciclos y otros también eran mucho mejores que esta última pifia de Barenboim.

 

Segundo, era un ciclo innecesario, a quién se le ocurría grabar tremendo monumento por 5ª vez en su vida integralmente, si por ejemplo Pollini casi no lo logra, y grandes como Gilels ni siquiera pudieron, ni una vez. Argerich ni lo ha intentado, pero ese es otro fenómeno que no acabo de entender completamente. Claro: absolutamente innecesario, muy al estilo de lo que me decía Liliana. Sobre la necesidad y lo superfluo del arte podríamos discutir ampliamente… muy bien lo decía Charly en una entrevista por allá en el año 1989.

Tercero, es que ya Barenboim debería era dedicarse a dirigir, retirarse como pianista. Es imposible que alguien brille tanto, que sea tremenda estrella, en ambos oficios. También muy lógico. Si Abbado, Karajan, Solti y Bernstein (entre muchos más) eran excelentes pianistas (sobre todo el gringo), pero cuando se dieron cuenta de lo buenos directores que eran se retiraron como pianistas. Es que era lo normal. En cambio Barenboim cómo es de terco, no? Debe ser que quiere acaparar.

 

DE LA CRÍTICA AL CRITERIO

 

Como digo, todos estos argumentos eran válidos y convincentes, pero pocas críticas hablaban de la música (a excepción de algo muy escueto en la revista Diapason no.696). Me parecía muy raro lo que mencionaban de los otros ciclos, algunos de los cuales pensaba conocer muy bien. Volví a oír el de Pollini, que en su momento adoré: ya no me parecía tan bueno. “Ah, es que ese Pollini todo lo toca muy rápido, debe ser por eso”. 

El de András Schiff entonces: tampoco, sonido exquisito, pero ya no me parecía “honesto”, si es que eso quiere decir algo. Cuál otro, “oigamos Biss por streaming”, ya que había oído los primeros volúmenes de su ciclo y me habían encantado: ah no, le falta densidad, profundidad, reflexión, claro, me acordé que Jonathan Biss había recibido clases magistrales del propio Barenboim en el 2005 dedicadas a Beethoven, junto con Lang Lang y otros, debía ser por eso que me parecía inmaduro. 

Oí otros ciclos que la gente mencionaba en grupos de Facebook, como el de Valentina Lisitsa, de quien tengo toda su discografía DECCA, a quien adoro y fui incluso a un recital en el Julio Mario Santo Domingo: me pareció superficial, saltarín, dulzón. Ahí me di cuenta que Barenboim con este último ciclo me había tostado, tal vez porque me había mostrado la verdadera cara de Beethoven (así como de Schubert con su ciclo, del cual espero referirme en otra entrada) y ahora no soportaba ninguna máscara diferente. 

Finalmente, como lo mencionaban tanto, me interesé por el ciclo EMI del propio Barenboim de los años 1960. Muchos decían que era el mejor de los de Barenboim, entonces si era mejor que este de 2020, debía ser fuera de este mundo. Incluso cuentan que Klemperer al oír este ciclo decidió llamar a ese argentino desconocido que era Barenboim en ese momento para grabar el ciclo de conciertos para piano de Beethoven (en vez de llamar a Arrau o a Rubinstein, a quién se le ocurre), ciclo que se encontraba en la caja EMI que les contaba al comienzo de esta entrada. Cómo sería entonces. Yo lo había oído por encima hacía muchos años, cuando me lo prestaron en la biblioteca municipal de Lyon siendo estudiante, y la verdad no lo había entendido y el sonido no me gustó. Pero ahora estaba decidido a volver a oírlo. Lo hice, empecé a comparar una a una las sonatas, uno a uno cada movimiento: mut.1 de sonata 1 (EMI) Vs. mut.1 de sonata 1 (DG, 2020), mut.2 de sonata 1 (EMI) Vs mut.2 de sonata 1 (DG, 2020), … o sea se imaginan? Llegué a oír así más o menos un tercio del ciclo, muchas horas en ese cuento. Ya sé lo que Liliana va a decir si lee esto: ahí está pintado ese ñoño!

Ya tenía mi veredicto: confirmado, el ciclo DG de 2020 no era mejor que el de EMI de los años 1960, no, era muchísimo mejor! Empecé a pensar que la mayoría de críticas que había leído las habían hecho sin haber oído bien el ciclo, sino a partir de argumentos lógicos y coherentes, pero tal vez no se habían tomado “el trabajo” que yo sí me había tomado. “No puede ser! Aunque bueno, ya he visto ese mismo fenómeno de no lectura juiciosa en otros ámbitos, en evaluación de tesis… de maestría y hasta de doctorado, por ejemplo… entonces por qué no habría de pasar acá? Si a esos pobres críticos les deben pasar cualquier cantidad de grabaciones para revisar en corto tiempo”. 

 

Además tenía muy claro ya que a Barenboim los críticos no lo quieren, por alguna razón, o varias: hablan del hecho de ser director y pianista (como una especie de traición al piano inicialmente, luego a la dirección,…), hablan de uno que otro comentario displicente de Karajan en su momento, hablan de su tensa relación con los músicos de diferentes orquestas y su mal genio en los ensayos, hablan del asunto de Wagner en Israel, él mismo siendo judío, hablan incluso de su vida personal y el asunto con Jacqueline Du Pré, su primera esposa… Ya había leído críticas en las revistas especializadas con las que no estaba para nada de acuerdo: su ciclo de sonatas de Schubert o su disco “On my new piano” como pianista, su último ciclo de sinfonías de Brahms para DG como director, … que considero verdaderas joyas discográficas.

Gracias a eso empecé a buscar alguna crítica que realmente se concentrara en la música y no en prejuicios o en razones extramusicales. Me encontré entonces con el blog de Angel Carrascosa, en el que comparaba una a una las sonatas de cada ciclo de Barenboim. Guau, la mayoría de apreciaciones coincidían con las mías. Por ejemplo, contrariamente a algunos críticos que piensan que Barenboim ya no tiene los dedos de pianista de antes, Angel decía que en algunos pasajes estaba como nunca de dedos, o que nunca los había tenido para tocar otros pasajes técnicamente muy difíciles, ni siquiera en su juventud durante las grabaciones del primer ciclo EMI. De acuerdo Angel. Ese blog es buenísimo, tiene una entrada que justamente menciona la “aversión” a Daniel Barenboim. O sea no solamente yo me he dado cuenta de eso, por primera vez veía que había otros que también lo habían notado.


COMENTARIOS FINALES

 

Como comentario final, considero este nuevo ciclo como una joya discográfica, que estoy seguro va a perdurar. Será difícil de superar.

 

Algunas lecciones aprendidas con esto: 

 

Hoy por hoy me intereso en aquellas grabaciones que reciben críticas buenas o muy buenas, pero también en las que reciben críticas sospechosamente muy malas, o críticas mediocres sobre grabaciones de músicos muy reputados o que sigo. He podido comprobar en algunas ocasiones que hay grabaciones calificadas como muy malas que me encantan, y algunas calificadas como muy buenas que me dejan frío.

 

En general, como varios de ustedes sospechan por cliché o de manera más informada, los oyentes de música clásica son para mi gusto demasiado tradicionalistas. Qué noticia, no? Pero me refiero a que siempre ponderan mejor grabaciones más viejas, por defecto. Como si todo pasado haya sido obligatoriamente mejor. Lo he comprobado no solamente con este ciclo EMI de los años 1960 al que me referí, en comparación con los más recientes, sino también con grabaciones históricas que no son gran cosa, no solamente a causa del sonido mono, y que se suelen ponderar como grabaciones de referencia, a pesar que otras más recientes las superen con creces.

 

En general, como parte de explicación, creo que es natural sobrevalorar las grabaciones con las que uno conoció una obra o un ciclo. Por ejemplo a mí me pasa con este ciclo Klemperer que les comento al comienzo de la entrada: sospecho que si hubiera conocido primero otro, ese sería mi referencia. Es como el primer amor, tal vez. Me pasa también con otras cosas, como el ciclo de sinfonías de Bruckner por Jochum (EMI), el ciclo de sinfonías de Brahms por Karajan de los años 1970 (DG), las obras para piano de Chopin por Ashkenazy (DECCA), el arte de la fuga de Bach por Aimard (DG), los conciertos para piano de Chopin por François (EMI), etc. Entonces tal vez a los críticos les pasa lo mismo, y por eso pueden parecer tradicionalistas.

Finalmente, y ligado a lo anterior, hay pocas grabaciones recientes que le mueven el piso a uno a pesar de conocer muy bien las obras. Para mí esa es una clave para catalogar una grabación como excepcional. Este último ciclo de sonatas para piano de Beethoven por Daniel Barenboim DG 2020, es absolutamente excepcional. En definitiva, la última palabra sobre este monumento que son las 32 sonatas para piano de Beethoven.

 

 

 

 

Comentarios

  1. Ahhh, sí que hay foto. Es que a mí me hace poca gracias eso del anonimato. ¡Un saludo a la cosa hídrica, que todos los años me toca explicar en clase el tema de la hidrología y de la administración de los recursos hídricos en nuestra seca Andalucía!

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