El último gran disco de Hilary Hahn

No siempre fui fan del violín. La película Together (2002), sobre un niño chino violinista, fue una revelación. Recuerdo que al final de la película nos quedamos con Liliana sentados leyendo los créditos, esperando saber cuál era el concierto que había tocado el niño, en el que rompe las cerdas de su arco, tan violentamente atacaba el tema principal. Qué? Tchaikovski? Pensaba que él solo había compuesto ballets. 


Fuimos a Tower Records en búsqueda de algún disco que tuviera la obra, convencido que era súper raro y que no lo conseguiría. El vendedor, esta vez el de la cara manchada, me sacó según él la mejor versión, inigualable según decía: se trataba de un CD doble de la serie The Originals de Deutsche Grammophon (DG, 1962). En seguida me di cuenta que era mono, entonces le pregunté si no tenía algo más reciente. Me preguntó que por qué, y tras explicarle que era en mono, me respondió de mala gana que versiones había varias pero que ninguna podía igualar a esta. Decidí aceptar, aunque me cayó muy mal como vendedor, estaba convencido que era porque no tenía ninguna otra disponible, pero no me quería ir con las manos vacías… Cuando lo puse en mi lector, que en ese momento no era gran cosa, quedé completamente capturado desde el primer instante. A pesar de ser mono, qué sonido tan espectacular! Me enteré entonces que la serie The Originals de DG aplicaba un procedimiento de ingeniería llamado Original-Image Bit-Processing para tratar las bandas de sonido grabadas analógicamente, e incluían las grabaciones legendarias o de referencia de su catálogo de antes de la era digital. Bueno, había dentro de la serie excepciones a eso, como la versión de Tristan e Isolde de Wagner por Carlos Kleiber, en efecto grabada digitalmente (DG, 1982). Espectacular grabación, mi referencia para esa ópera.

Me volví tan fan de esa serie que años después resulté con las cajas de DG (2 cajas de 50 CD’s cada una) que contienen algunos de los discos de la serie The Originals. A pesar de ser 100 CD’s en total, las cajas no incluyen todos los discos que sacaron en la serie, por ejemplo no está el disco triple de Kleiber al que me refiero; prefirieron incluir la versión de Böhm.

Me encantan esas grabaciones donde se oye la respiración del violinista, y ojalá que cuando empiece a tocar se oiga cómo rechina el piso de madera en donde está parado, como en ese exquisito disco de la Misa Tango de Bacalov (DG, 2000). Ese disco fue mi real entrada a la música sacra, qué paradoja! 

Me encanta que suene el aire en las grabaciones. Ahí empecé a creerle al de la cara manchada, y me cayó muy bien como melómano, y no tan mal como vendedor finalmente: tenía toda la razón en haberme recomendado semejante joya. Como dije, ese álbum tenía dos discos, el segundo tenía no solamente el concierto de Tchaikovski sino también el de Brahms. Dos joyas. Tocadas por el que para mí sigue siendo el mejor violinista de la historia: el ruso David Oistrach. Al final no he podido saber cuál me gusta más si el de Tchaikovski o el de Brahms. Ese fue en realidad mi primer acercamiento serio con el violín, porque antes de eso apenas lo soportaba. Para mí era un sonido chillón y poco profundo. Pero por supuesto luego me enteré que la calidad del instrumento juega un papel clave.

 

MUTTER

 

Como siempre fui coleccionista, decidí buscar otros conciertos para violín, y me encontré con la alemana Anne-Sophie Mutter y los conciertos de Mendelssohn y Bruch, bajo la dirección de Karajan con la orquesta filarmónica de Berlín (DG, 1981). Además de ser un disco DG, también era de la serie The Originals, y pues Karajan y la filarmónica de Berlín también los veía como sinónimo de excelencia. 

Desde ese momento fui fan de Anne-Sophie Mutter. Empecé una extensa colección de Mutter, todo lo de DG, más adelante también lo de EMI. Me encanta. Fui a su concierto en Bogotá en la Julio Mario Santo Domingo a finales del 2019 en el que tocaba las cuatro estaciones de Vivaldi junto a otras piezas. Las cuatro estaciones me sonaron completamente diferentes a todas las versiones que había oído antes. 

Ahí me acordé de la reciente conversación (o más bien chat) con Nicolás Ramírez, en la que me decía algo así como que Anne-Sophie tenía un sonido exquisito y una técnica impresionante, pero que se empeñaba en tocar las obras de una forma tan original que casi siempre le resultaba artificial y de alguna forma rechazaba sus interpretaciones. Cómo lo he entendido en los últimos años! Tanto que hoy en día ya no soy tan fan de Anne-Sophie. Como prueba, en el año 2006, Mutter grabó una serie sobre Mozart en el marco de las celebraciones de los 250 años del nacimiento del compositor. Esa serie incluía los conciertos, los tríos y las sonatas. Todo me encantó en ese momento, sobre todo los conciertos, que adicionalmente adquirí en DVD. Con Liliana criticábamos las carátulas de esos discos, porque pensábamos, y aún lo hacemos, que tremenda violinista ya no estaba como para prestarse a un juego comercial de esa magnitud. Bueno, en realidad Liliana decía cosas más desobligantes que no quisiera incluir en esta entrada. El mundo aún no conocía a Yuja Wang, claro. 

En cuanto a las sonatas, nunca fue mi grabación preferida, y pensaba que era porque las obras no hacían parte de las piedras angulares de la música clásica. Lo sigo pensando. Pero hace poco me enloqueció la versión de Perlman con Barenboim al piano, a pesar de que nunca fui fan de Perlman. La verdad no parece que fueran las mismas obras, impresionante grabación. Cómo entiendo ahora sí lo que me explicó Nicolás.

Aparte de Oistrach y Mutter, me volví fan de varios violinistas por diferentes motivos. Por ejemplo Julia Fischer, porque grababa para Pentatone y sacaba SACD’s, luego cuando Fischer se fue a DECCA, seguí con su reemplazo en Pentatone, Arabella Steinbacher, coleccionando sus SACD’s. Aunque ambas son excelentes violinistas, y que Julia en particular me parece un verdadero genio, y continué con su discografía DECCA, no se compara lo que experimento al oír Oistrach o Mutter en varias de sus grabaciones. Una violinista que sí se podría comparar es la estadounidense Hilary Hahn.

 

Y HILARY HAHN ENTONCES?

 

A Hilary Hahn le oí un disco tocando el concierto número 1 de Paganini y quedé absolutamente convencido. De ese concierto, yo había oído únicamente la versión de Salvatore Accardo, que me sigue encantando, y que pensaba que nadie podía superar, pero ahora Hilary me estaba moviendo el piso. Confieso que luego de oír varios de los discos de Hilary Hahn y de completar una colección muy decente con la mayor parte de su discografía Sony y DG, aún tenía ciertas dudas de si se trataba más de un fenómeno comercial que otra cosa. En parte debido a que en música (y en otras cosas) siempre fui eurocentrista y no me convencía tanto que Hilary fuera norteamericana. 

Liliana la detesta desde que oímos una entrevista y pues Hilary súper joven con su acento gringo, en realidad no parecía una violinista muy seria. Le pregunté a Nicolás Ramírez qué opinaba de esa violinista y me respondió que ella junto a Vengerov le parecían los dos violinistas actuales con la mejor técnica. A Vengerov también lo conozco bien, pero no me mueve el piso como Hilary, tal vez por el repertorio y porque sus interpretaciones me parecen frías. Por ejemplo, la versión de Vengerov del concierto de Sibelius me gusta justamente por su despliegue virtuoso, pero su intención no me convence. De ese concierto, que además es uno de mis conciertos preferidos para violín, mi versión favorita es claramente la de Anne-Sophie Mutter, junto a André Previn dirigiendo la Staatskapelle Dresden (DG, 1996).

Increíble ese concierto, increíble Sibelius, no se parece a nada, sus sinfonías son un mundo aparte… definitivamente uno de mis compositores preferidos del que se dice que alguna vez afirmó algo como: “mientras otros compositores actuales ofrecen cocteles de colores, yo en cambio solo ofrezco deliciosa agua pura y helada”. Es tal cual eso. Un fenómeno increíble en la música. Para mí únicamente comparable con Bruckner tal vez, como fenómeno, porque la música no se parece a nada ni antes ni después. Una de las cosas que me encantan del concierto para violín de Sibelius y que me parece que Anne-Sophie realza como nadie es ese tercer movimiento: aunque no le oído a nadie ni leído nada al respecto, a mí me suena como una especie de baile con el diablo, es tan evidente para mí.



DISCOS LEGENDARIOS (Y NO TANTO) DE HILARY

 

La versión de Hilary Hahn del concierto de Sibelius es bien interesante, pero creo que ese es un discazo no tanto por su Sibelius como por su Schoenberg (DG, 2008). Cuando oí por primera vez ese concierto tocado por Hilary Hahn, realmente sentí que lo entendí por primera vez, a pesar de haber oído varias versiones antes. Con ese disco supe que no se trataba de una violinista cualquiera.

Hay otros discos de Hilary bien especiales, como el de Mozart 5, Vieuxtemps 4 (DG, 2015). Me parece exquisito, aunque poco trascendental. Así como el de los conciertos de Bach (DG, 2003): me gusta, pero podría vivir sin él. En cambio, el del concierto de Elgar (DG, 2004) me parece de una calidad superior, podría tratarse de mi versión preferida de ese concierto.

Sin embargo, tengo en la mente que en los últimos años a Hilary Hahn le ha faltado sacar discos tan buenos como los que he mencionado, no tanto por sus cualidades técnicas sino más que todo por su interpretación y la selección de las obras. Uno de ellos, que recibió muchísimos elogios por parte de la crítica es el último, llamado curiosamente Paris (DG, 2021), el cual definitivamente no me conmovió mayormente. Otro que no me capturó fue un disco doble llamado The Hilary Hahn Encores (DG, 2013), así como otros de cámara acompañada por Valentina Lisitsa (DG, 2011) o Nathalie Zhu (DG, 2005), o peor aún el disco Bach Violin and Voice (DG, 2009). Todos esos me parece que no aportan gran cosa a la discografía. Pero tal vez la peor pifia fue el disco Silfra (DG, 2012).

Sin embargo, el último gran disco de Hilary Hahn fue el de las Sonatas 1 & 2 junto con la Partita 1 para violín solo de Bach (DECCA, 2018). Acá Hilary demuestra que definitivamente es una de las grandes.

Recuerdo que cuando publicó ese disco, pensé: “pero por qué no publica todas las sonatas y partitas para violín solo de Bach, como lo han hecho otros grandes violinistas del pasado como Nathan Milstein?” En efecto, hasta ese momento mi referencia para esas obras era el gran disco doble DG (1975) de Nathan Milstein. Increíble. Aunque había otras versiones convincentes para mí como la de Gil Shaham (Canary, 2014). Pero todos ellos publicaban el ciclo completo. Y ahora Hilary, con un ciclo parcial, le competía y hasta superaba a todos los otros que conocía. Imposible!

Pensé nuevamente que se trataba de una estrategia comercial y que dentro de pocos meses iba a publicar el resto. Sin embargo, al leer las críticas de este nuevo disco de Hilary Hahn, y el librito, me enteré que hacía muchos años, 21 años atrás, había grabado la primera parte, o peor aún, la segunda parte, es decir la Sonata 3 y las Partitas 2 & 3, para Sony, la cual de hecho era la primera grabación de su carrera, cuando apenas tenía 17 años! Qué raro todo: que no hubiera grabado el ciclo completo, que hubiera grabado la segunda parte antes de la primera, que no le hubiera dado continuidad rápidamente, luego del éxito que tuvo con ese primer disco Sony, y que luego de 21 años, lo haya hecho para otro sello discográfico (DECCA). Además, ¿cómo se le ocurría escoger ese reportorio para su primer disco, con escasos 17 años, siendo que varios de los violinistas más reputados esperaban años antes de sentirse capaces de grabar ese ciclo? Todo eso hace de Hilary una de las violinistas actuales más impresionantes y cautivadoras que conozco. De hecho, no soy el único en poner en cabeza de clasificación para este repertorio su ciclo completo, tomando el inicial (o final, como quiera verse) de DECCA + el final de Sony.

 

OTROS VIOLINISTAS QUE ME CONVENCEN

 

Ya mencioné a cuatro grandes: Oistrach, Mutter, Hahn y Vengerov. Ya mencioné también a dos violinistas que sigo: Julia Fischer y Arabella Steinbacher. Ya mencioné también a Gil Shaham, del cual me encanta, además de su disco de Partitas y Sonatas de Bach que ya mencioné, el de los conciertos de Wieniawski (DG, 1991) y el de los conciertos de Prokofiev (DG, 1996), con los que conocí estas obras.

Pero también está el italiano Salvatore Accardo, con el que conocí los conciertos y los 24 Caprichos de Paganini. Y la estadounidense de origen japonés Midori, con la que conocí el concierto de Dvorak (Sony, 1989). Qué revelación! Últimamente supe por mi amiga japonesa Kana, que Midori, además de violinista, es psicóloga y máster de psicología de la Universidad de New York! Kana me invitó a un concierto del también violinista Ryu Goto en 2018 en el Teatro Colón, y recuerdo que tocó el concierto de Bruch con la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia bajo la dirección de su director titular, el francés Olivier Grangean. En esa ocasión me enteré que Ryu Goto es medio hermano de Midori, ha grabado algunos discos para DG, es cinturón negro de karate, y es físico nada menos que de la Universidad de Harvard. Qué familia!

Entre todos ellos, creo que para mí nadie podrá superar a Wolfgang Schneiderhan con su concierto de Beethoven, sea en mono con Furtwängler (DG, 1953) o (mejor aún) en stereo con Jochum (DG, 1962). Esas para mí son versiones de referencia, no por el virtuosismo sino por la intención, el sonido…

Últimamente me ha gustado mucho Pinchas Zukerman, sobre todo por su sonido. Contradice aquello de lo del sonido chillón y poco profundo. Qué obras? Su Beethoven, su Mendelssohn, su Brahms…

 

Hay dos grandes ausentes, de los que tengo varias grabaciones, pero que no pondero al nivel de su notoriedad seguramente: Gidon Kremer e Itzhak Perlman. De Kremer me ha alejado su sonido. De Perlman no sé… y hay varios otros por supuesto, como Stern, Grumiaux, …

 

El caso de Hilary Hahn es interesante, ya tiene grabado un gran repertorio con tan solo 42 años. Por ejemplo Anne-Sophie sigue vigente con 58 años (aún no ha grabado las sonatas y partitas de Bach, y quién sabe si lo haga algún día) y ni hablar de Perlman (él sí las grabó, pero con 42 años, la edad de Hilary en la actualidad), quien sigue en actividad a los 76 años, y el año pasado le dieron el premio Gramophone de trayectoria.

 

No debo ser el único que espera grandes cosas de Hilary aún. Este último gran disco de ella al que me refiero seguro no será su último.


Comentarios

  1. Un famoso sello discográfico de música clásica publicó unas portadas de Cds de la violinista Vanessa Mae, que dejan las de Mutter como algo monacal ... Javier.

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