Serie Preconceptos - Cap.1 - La música clásica es una cosa del pasado

SERIE PRECONCEPTOS: Existen preconceptos sobre la música clásica. Son varias cosas que han contribuido a que esto se haya desarrollado, como el cine y la televisión, las discotecas, la publicidad, la música ambiental, etc. Por supuesto también ha influido la educación tecnocrática de colegios y universidades en donde se han ido excluyendo todas las artes, y entre ellas la música. Voy a hacer un esfuerzo por referirme en esta serie a algunos de estos preconceptos, sin esperar referirme a todos. No prometo objetividad ni un escrito sin errores, serán opiniones con mis propios sesgos y vivencias alrededor de cada tema. Como siempre!


CAP. 1 - LA MÚSICA CLÁSICA ES UNA COSA DEL PASADO

 

Para casi todas las personas que conozco la música clásica es totalmente ajena a la realidad. En parte porque se piensa que la música clásica no pertenece a esta época, sino que es más bien una cosa del pasado, una cosa que está mandada a recoger. 

 

ROLL OVER BEETHOVEN

 

Una vez un colega cercano me hizo unos comentarios que me ratificaron esta idea. Afirmó algo así como que seguramente Maluma en esta época es tan rebelde y famoso como Beethoven lo fue en el pasado. Otro día afirmó que vio una película en que el protagonista vivía como a mediados del siglo 20 y entonces oía jazz, pero que había otro personaje (o tal vez el mismo, sino que en el pasado, o algo por el estilo, no recuerdo) que vivía en un pasado más remoto entonces que oía música clásica. Ahí caí en cuenta que puede ser un pensamiento generalizado eso de que la música clásica es propia de otra época. Es decir, que se piense que en las fiestas del pasado se tocaba música de Mozart para bailar, por ejemplo. Confieso que un poco salido de casillas por esa desafortunada comparación entre Maluma y Beethoven y por el facilismo temporal de la película que me comentaba, le pregunté algo así como “tú sabes quién era Boulez, que además acaba de morir?” Cuando me respondió que no, le recordé que cuando murió Mozart a casi nadie le importó tampoco. 

https://fr.quora.com/Comment-Mozart-a-t-il-été-enterré

 

Estoy seguro que en las fiestas de la época tocaban músicos de quinta (como Maluma hoy, por ejemplo) y que los grandes músicos y compositores estaban reservados a unos cuantos interesados, pero no a la población en general. Creo que siempre ha sido así (Mozart, Beethoven) y sigue siendo así (Boulez). Lo que pasa es que muchos tal vez se imaginan que si Beethoven tiene la fama que tiene hoy es porque alguna vez fue muy escuchado por la población en general. Que cuando iba a dar un concierto había niñas que gritaban y se desmayaban como esas escenas de los conciertos de los Beatles que todos hemos visto. Creo que se imaginan eso al darse cuenta o pensar que nadie o muy pocos lo escuchan hoy, pero que tiene una fama extraordinaria para no haber sido muy popular. Pero en realidad nunca fue popular en el sentido en que los Beatles lo fueron. Nunca fue popular como Maluma recientemente. Esto puede sonar elitista, claro. Pero, como lo dije en mi primera entrada, oír música clásica no es tan fácil como oír hoy reggaetón por ejemplo, o quién sabe qué mazurca, contradanza o vals del pasado. No es una música rápida ni inmediata de captar, y por lo tanto hay un filtro natural ahí. 


Además, esto tiene que ver con la denominación de música “clásica”. Si nos refiriéramos de otra forma a esta música, como música culta, o como algunas propuestas de otros países que no han tenido mucho eco, como “musique savante” en Francia o “Hochmusik” en Alemania, tal vez este preconcepto iría desapareciendo. 

 

CINEMA VERITÉ

 

Aunque el cine es muy reciente y bastante más comercial por naturaleza que otras artes (lo que seguro cuenta en el poco interés y aprecio que le tengo), seguro hay ejemplos que desconozco, pero si bien hay películas muy comerciales y que tienen éxito inmediato (como Volver al Futuro por ejemplo, en su época), seguro hay otras películas que no tienen ese éxito inmediato y arrollador, pero sí persisten en el tiempo y se vuelven clásicos … del cine. Y esto casi que independientemente de la tecnología utilizada para producirla, es decir pueden ser películas antiguas o recientes. Como les digo, no sé nombrar cuáles porque soy ignorante en el tema, puesto que en realidad nunca me ha interesado el cine ni lo he tomado en serio como arte. Pero a pesar de que ambas películas hipotéticas merezcan llamarse de la misma forma (películas), seguro la del primer tipo (Volver al Futuro) interesa un número mayor de personas de manera inmediata, pero tal vez no persista en el tiempo, como sí puede persistir la del segundo tipo, y por eso se llama clásica, aunque no haya tenido un éxito comercial rotundo ni inmediato. Bueno, varios dirán que Volver al Futuro es un clásico del cine, en cuyo caso no sería un buen ejemplo, entonces hubiera podido escribir el párrafo con Rambo, Rocky o Terminator.

 https://bttf.fandom.com/es/wiki/Back_to_the_Future

 

Algo similar pasa con la música: pocas piezas de música clásica han tenido el éxito tan rotundo y arrollador cuando se publicaron como por ejemplo sí lo tuvo uno de los hits de Cyndi Lauper de su disco de 1983. Sin embargo, creo que quedamos pocas personas que sabemos quién es Cyndi Lauper, en cambio sí han oído por ahí de Mozart o Beethoven, al menos el nombre.

 

https://universal881.com/blogs/detras-de-girls-just-want-to-have-fun.html

 

Entonces la música clásica no puede volverse del pasado, es una música que tiene una vigencia mucho mayor, pero que nunca fue popular como tal. Es tan del pasado como del presente y del futuro. 

 

Adicionalmente, creo que varios piensan no solamente que es una cosa del pasado, sino que además ya murió por allá en el siglo 18 o 19. Lo moderno en música para muchos excluye de entrada a la música clásica. Y fuera de eso mucha gente suele pensar que la industria de la música clásica está totalmente moribunda.

 

CERCA DE LA REVOLUCIÓN

 

Para esto tal vez es necesario comentar algo antes. 

 

Cuando alguien estudia artes plásticas y quiere convertirse en artista relevante, lo último que pretende hacer es limitarse a copiar bien la Mona Lisa, por ejemplo. Es decir, a pesar de que el estudiante domine la técnica y la refine como para lograr crear una copia muy buena, sería inconcebible, no solo para él sino para todo el mundo, que se volviera famoso a punta de vender copias de esa obra. Todo el mundo estaría de acuerdo que tal personaje no merecería llamarse “artista”. Lo mismo pasa en música: un estudiante de composición, lo último que pretende es volverse famoso componiendo algo que suene igualito a Mozart. Sí lo puede lograr, claro, y se espera que lo logre, pero nunca pasaría a la historia por eso, y por lo tanto no sería relevante.

 

https://www.nytimes.com/es/2018/04/30/espanol/cultura/mona-lisa-instagram-louvre.html

 

Justamente la música clásica no es esa música conservadora de la que tiene fama, no se puede encasillar: no veo qué del Sacre du Printemps de Stravinsky suena parecido a las variaciones Goldberg de Bach, o qué del primer movimiento de la sonata claro de luna de Beethoven suena similar al cuarto movimiento de la primera de Mahler. Por el contrario, la música clásica tiene la ambición de avanzar hacia nuevos sonidos, melodías, armonías, ritmos. 

 

Entonces un compositor es relevante solo si logra crear algo significativamente nuevo musicalmente, a pesar de lo mucho que ya se ha hecho. Y no solo se trata de la superficie: no solo ponerle más o menos distorsión, subirle el volumen a la marimba o a la clave, ni incluir una caja de ritmo. Y aún más exigente: un compositor específico tiene la ambición de que con cada obra suya se esté proponiendo algo nuevo, algo inédito. Ese es el reto máximo. Por eso para mí Beethoven es fuera de serie definitivamente. “Solo” compuso 9 sinfonías, pero con cada una propuso siempre algo totalmente nuevo, un universo, incluso dentro de su obra completa. No se copió. No vivió del refrito. No utilizó melodías en una obra que ya había utilizado en otra, como sí lo hicieron varios, incluido Bach, Vivaldi y Tchaikovsky, solo por mencionar unos cuantos. Cada cosa que hacía era revolucionaria, así fuera en pequeños detalles para las obras menos ambiciosas. Ni hablar de las 32 sonatas para piano: todas son extremadamente diferentes. Claro, no podemos comparar Bach con Beethoven porque el primero estaba obligado contractualmente a producir como fuera la música para la próxima misa, mientras que Beethoven era más libre, un músico más moderno, estilo free-lance.

 

https://tolimaonline.com/beethoven-el-primer-freelance/

 

Yo definiría la música clásica solo con eso. Es una música que no se contenta con repetir esquemas, con repetir lo que otros ya hicieron, por más hermoso que sea el resultado. Es una música que siempre está en constante progreso y que no se contenta con gustar. Mientras que para otro tipo de música puede bastar con maquillaje y buen perfume para gustar como sea. Y claro que gusta: creo que nadie puede decir sinceramente que “despacito” no le gustó en algún momento, solo por poner un ejemplo. 

 

Entonces, cuando se entiende eso, uno se imagina que algunos seres humanos, así sean pocos proporcionalmente, tengan la ambición de seguir haciendo cosas novedosas, que nunca se han hecho antes. Por lo tanto será difícil que la música clásica muera como arte y que quede únicamente lo que se hizo en el pasado.

 

JOSÉ MERCADO

 

Así mismo, los intérpretes deben proponer algo nuevo en su interpretación, de lo contrario serían interpretaciones rutinarias, sin la mínima importancia, y no merecerían pasar a la posteridad. Para los intérpretes entonces también existe una exigencia similar a la que tienen los compositores, que aunque es menos ambiciosa puede ser más sutil, menos evidente y por lo tanto bien difícil de lograr. Por ejemplo, un director de orquesta de hoy, recién salido del conservatorio, sabe que no va a pasar a la historia dirigiendo igualito que Karajan por ejemplo, así dirija de memoria y con los ojos cerrados. Un pianista que toque igual a Brendel no tiene valor, Brendel sí, pero el que se copie de su estilo no. Es como con las relaciones humanas: un intérprete sin personalidad artística es como una persona sin personalidad, se nota inmediatamente y no atrae, ni siquiera para oponerse.

 

https://soundcloud.com/ibrahim-alsalih/sets/herbert-von-karajan

 

Entonces cuando un sello importante graba una interpretación de una obra que ha sido dada en concierto miles de veces y ha sido grabada cientas de veces, es porque está convencido (a partir de criterios propios, pero también mediante críticas especializadas o del mismo público) que dicha interpretación se distingue de las demás, aporta algo nuevo y diferente y no es más de lo mismo, y por lo tanto merece pasar a la posteridad. Aunque un violinista pueda imitar a la perfección a algún violinista famoso, por ejemplo Yehudi Menuhin, sería inconcebible que publicara un disco que sonara exactamente igual a Menuhin. Porque entonces para qué? Como bien lo decía Arthur Rubinstein, la ambición de cualquier artista no es ser el mejor, sino ser único e irrepetible.

 

Tal vez varios no lo sepan, pero la movida de la música clásica es inmensa, girando tanto alrededor de nuevas interpretaciones, y por lo tanto intérpretes y grabaciones, como de nuevas composiciones. 

 

Creo que a algunos les sorprendería saber que hay más de 30 sellos que publican discos de música clásica, exactamente 34 según una entrada de wikipedia. Y ninguno de ellos está perdiendo dinero. Seguro.

 

https://crescendo.de/900-klassik-labels-1000042534/

 

Si uno hecha un vistazo al número que acaba de publicarse, de abril de este año, de la revista francesa Diapason, encuentra la crítica de 140 nuevos discos, dentro de los cuales se encuentran discos con composiciones de al menos 10 compositores vivos o fallecidos en este siglo. Pero se trata de mucho más de 140 CDs puesto que en realidad lo que se presenta son unidades de CD, cada una con uno o más CDs. Por ejemplo, en este número de abril se presenta la caja con todas las grabaciones de Pierre Boulez para DG y DECCA, que si bien cuenta como una unidad dentro de las 140 unidades revisadas, se trata en realidad de una colección de 84 CDs + 4 Blu-rays. Pero además ese número de la revista Diapason menciona 12 nuevas grabaciones que algunos famosos están realizando en estudio, la reseña sobre la nueva promesa francesa del violín Théotime Langlois de Swarte (26 años), la invitación a los 25 conciertos más notorios a realizarse en el mes de abril en territorio francés, la entrevista al nuevo astro del piano, Alexandre Kantorow (24 años), primer y único pianista francés en haber ganado la medalla de oro del mítico concurso Tchaikovsky de Moscú en la versión de 2019, y un gran etc. Y todo esto sin mencionar que se trata de una revista centrada sobre todo en Francia y algo de Europa, es decir, sin prácticamente tener en cuenta Asia, Oceanía y América (la movida en USA es enorme desde hace décadas y la de Canadá ha ido en ascenso en los últimos años). Recuerdo que yo cuando leía la revista Rolling Stone Francia, que leí mes a mes hasta mediados del año pasado, cuando por fin acepté que eso ya no me interesa, no se reportaban nunca más de 40 nuevos discos de rock/pop, incluyendo todas sus variantes como metal, rap y otras cosas que no sé nombrar, e incluso algo de jazz y de música del mundo. Es que de 40 CDs a 140 unidades hay varios discos.


Es tal la cantidad de nuevos CDs al año (más de 1000 entonces) que me ha tocado encontrar una técnica en realidad no tan exitosa para no ahogarme en CDs o en listas de reproducción en las plataformas de streaming: de las críticas leo solo aquellas sobre los intérpretes que conozco o sobre los compositores que conozco. Por consiguiente, puedo conocer un nuevo compositor si un intérprete que conozco publica un CD con sus obras, y por otro lado, puedo conocer un nuevo intérprete si publica un CD con obras de un compositor que conozco. Es decir, voy bien lento. Recientemente por ejemplo conocí dos sinfonías muy interesantes de la compositora afroamericana Florence Price (fallecida en 1955) porque el canadiense Yannick Nézet-Séguin, genial director de orquesta que sigo asiduamente y que fui a ver incluso a la Philharmonie de París con mi amigo nicaragüense Miguel Nuñez en 2017, publicó un CD dedicado a esas obras. Si no, seguiría aún ignorando esa compositora. Pero ahora que la conozco oí hace poco sus cuartetos y seguro estaré más alerta cuando haya nuevas producciones.

 

Claro, así se trate de un compositor o intérprete conocido, no siempre me interesa y otras veces me retengo. Adicionalmente hay unos géneros que me interesan más (música sinfónica conciertos o música para instrumento solo, sobre todo de piano, violín y flauta) y otros que me interesan menos (ópera, canto, música contemporánea, de cámara, sacra o antigua). Con todo y eso debo tener muchos más de 1000 discos preseleccionados en mi plataforma streaming, que no alcanzo a oír para desacumular. 


No quiero mencionar tanto la cantidad de CDs que sigo adquiriendo por mes, en parte porque me avergüenza un poco. No he podido dejar la costosa costumbre de comprar CDy videos por algunas razones. La primera es que la organización de mi discovideoteca me permite seleccionar fácilmente lo siguiente que voy a oír o ver. Esto definitivamente no ha sido abordado de manera seria por ninguna plataforma que conozco (por ahora van 4 plataformas que he probado). La segunda razón tiene que ver con los formatos nuevos como SACD o Blu-Ray Audio en el caso de los CDs, o dts 5.1, Master Audio o Dolby Atmos en el caso de los videos, con una calidad de sonido y sobre todo un sonido envolvente que es difícil encontrar en las plataformas de streaming, aunque eso sí ha ido cambiando, pero implica arreglos y aparatos especiales para poderlos disfrutar. Otra razón es que algunas colecciones (cajas) no están completas en las plataformas y si lo están no son tan cómodas de oír por el número de tracks sin ninguna subdivisión por ejemplo, lo que siempre me genera frustración ante la imposibilidad de una escucha sistemática. Finalmente, otra razón inicialmente menor pero que últimamente me ha pesado más es que con contadas excepciones, en las plataformas de streaming la información sobre las grabaciones es extremadamente pobre; me refiero a información como el lugar de grabación, la fecha, los detalles técnicos e incluso algunos detalles sobre los artistas implicados y por supuesto la motivación para dicha realización, la historia detrás de la grabación, etc. Todas estas son razones objetivas, pero seguro hay razones menos racionales como el recuerdo de la obsesión de completar colecciones cuando no existía una disponibilidad de la música como la conocemos hoy. Creo que la música ha ganado difusión pero a la vez ha perdido valor cultural en los últimos años con la revolución de la era digital seguida del streaming. Claro, eso lo decimos ya los viejos, que en nuestra época no teníamos acceso a todo, como lo tenemos hoy. Es normal trivializar cuando hay total disponibilidad. Pero yo recuerdo que en mi época de estudiante prefería no almorzar varios días del mes para tener suficiente dinero para ir a la calle 19 a comprar un solo vinilo. Seguro eso cuenta para seguir comprando CDs; siguen siendo verdaderos tesoros para mí.

 

PEQUEÑAS ANÉCDOTAS SOBRE LAS INSTITUCIONES 

 

En otra mirada, si vemos por ejemplo el caso de Francia, que no es un país enorme, pero que ha tenido siempre una política cultural clara aunque sin excesos, existen más de 30 orquestas permanentes y más de 150 grupos profesionales especializados, dentro de los que se encuentran grupos de música de cámara y orquestas no permanentes. Eso sin contar los coros, que en general están asociados a las óperas implantadas en diferentes ciudades del territorio francés. Y si miráramos y sumáramos además los casos inglés, alemán, austriaco, italiano, español, ruso, etc. sin hablar de otros continentes, nos daríamos cuenta que la movida cultural alrededor de la música clásica es realmente enorme.  

 

Entonces, pues no sé, no parece ni una música ya muerta hace siglos ni una industria moribunda. Al contrario. Y además con todas las impurezas de cualquier actividad comercial en la que está en juego una cantidad significativa de dinero. Por ejemplo, a veces se nota que los sellos forzan la publicación de grabaciones, en especial cuando se trata de un artista con el que las ventas están aseguradas. Pienso que algunos de los artistas más famosos publican una o dos grabaciones de ese estilo en toda su carrera. Tal vez sea más común tratar de promocionar artistas con buena pinta, que seguro venden, aunque incluso varios no están nada mal tampoco como artistas.

 

Por otro lado, es noticia por ejemplo cuando un artista famoso firma un contrato de exclusividad con un sello o cuando cambia de sello. También existe una especie de seguimiento de la carrera de algunos directores de orquesta famosos, entonces es noticia cuando cambian de orquesta o les prolongan su contrato. En el caso de orquestas muy famosas como la Filarmónica de Berlín, o la Sinfónica de Londres, o de Chicago, es todo un evento cuando seleccionan el director, porque en general son contratos muy prolongados y por ende ese músico tendrá la posibilidad de marcar de manera importante y durable con su estilo, filosofía y repertorio. En el caso de la de Berlín, es casi un cónclave porque son los músicos los que deciden, y cuando por fin llegan a un acuerdo, es como si saliera humo blanco. Adicionalmente, se sabe que son contratos jugosos aunque el monto no es público. En Berlín desde hace años se tiene la sensación que pueden contratar al músico que quieran: parece que por política es la orquesta que mejor paga tanto a sus directores como a sus músicos. Esto recuerda a los equipos de fútbol como el Real Madrid, que da la sensación que pueden contratar al futbolista que quieran, aunque hace poco mis colegas que sí saben de fútbol me dijeron que yo estaba desactualizado, que ya la liga española no es la más importante. En una entrevista, James Galway cuenta que cuando fue flautista de la Filarmónica de Berlín, cuando se acercaba a una vitrina de Rolls Royce, lo trataban de Herr Professor, como una verdadera celebridad al saber que era músico de esa orquesta. 

 

En general, cuando nombran un nuevo director de una orquesta famosa como las que menciono, se trata de una gran sorpresa porque los músicos muchas veces quieren cambiar completamente de estilo o de filosofía, entonces son nombramientos difíciles de prever, como pasó con Kirill Petrenko en 2015 en Berlín. En algunos casos estos nombramientos recuerdan a algunos traspasos de futbolistas entre equipos o a los cambios de escudería de un piloto famoso de fórmula 1.  

 

DOS EDIFICIOS DORADOS

 

Adicionalmente, una orquesta va acompañada de un auditorio. Veo que hace algunos años hay una especie de carrera por qué ciudad, y por lo tanto orquesta, posee el mejor auditorio en cuanto a cantidad de sillas y acústica. Por supuesto se trata de lugares destinados a ser emblemáticos arquitectónicamente. Y su construcción puede llegar a ser extremadamente costosa, recurriendo en general a dineros públicos. Por lo tanto, muchas veces se trata de decisiones políticas. Uno de los sitios más emblemáticos es la Philharmonie de Berlín, cuya construcción fue realizada durante la era Karajan, como reemplazo de aquella bombardeada por los aliados en la era Furtwängler. Últimamente, uno de los lugares del que se ha hablado mucho es la Philharmonie de París, sobre todo por su increíble acústica, por los problemas legales con el arquitecto Jean Nouvel y por la cantidad de dinero que terminó costando. 

 



 

La Elbphilharmonie en Hamburgo también ha sido muy mencionada, por su acústica y por su arquitectura. 


PROMESAS SOBRE EL BIDET


Al parecer Simon Rattle, perdón Sir Simon Rattle, decidió renunciar en 2015 a la Filarmónica de Berlín para irse a dirigir la reputadísima London Symphony Orchestra (LSO), para gran sorpresa de todo el mundo puesto que ”nadie renuncia a la Berliner”. Parece que lo hizo en parte porque le prometieron que iban a construir un nuevo auditorio para la LSO. Sin embargo, eso fue antes del Brexit y de Pandemia. Por Pandemia los de Londres decidieron que no se iban a embarcar aún en semejante gasto. Y el Brexit empeoró las cosas desde todo punto de vista pero también en lo personal para Rattle porque su familia aún vivía y sigue viviendo en Alemania. Entonces recientemente decidió renunciar a la LSO para volver a Alemania, pero a dirigir la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera en Munich. Por supuesto creo que esta operación no fue tan afortunada para Rattle.

 


 

En todo caso, todos estos eventos indican de alguna forma que la música clásica está muy lejos de ser algo de otro siglo, y cuya industria se encuentra moribunda. Eso refiriéndose más a la superficie y no a la música. Pero francamente no tengo la sensación de oír algo antiguo, algo obsoleto o anacrónico cuando oigo música clásica. Cada vez que oigo la 5a o la 9a de Beethoven me impresiona lo actual que suena. En varias piezas de Bach e incluso Monteverdi me pasa lo mismo. Hay pasajes con disonancias que podrían ser demasiado extremas incluso para alguien aficionado al jazz más moderno. Recuerdo a Liliana preguntándome qué había puesto cuando sonaba una versión del Vespro della Beata Vergine de Monteverdi, convencida que me tenía que recordar acerca de la censura para la música contemporánea. No lo podía creer cuando le dije que se trataba de Monteverdi. Pero no solo pasa con la música barroca, que en efecto tiene cosas bien radicales, sino también con algunos pasajes de Mozart, Vivaldi, Dvorak y Brahms, que podrían perfectamente haber sido compuestos ayer. Ni hablemos de Janacek, Shostakovitch o Stravinsky. En contraste, salvo unas pocas excepciones, creo que un hit de pop empieza a morir al día siguiente de convertirse en hit, y por lo tanto en ese caso sí puede rápidamente generarse una sensación de antigüedad mezclada con algo de ridículo. A propósito, alguien sigue oyendo “despacito”? Y si sí, alguien sigue tratando de bailar la “lambada” o están preocupados porque aún no han podido coordinar la coreografía de “macarena” para la próxima fiesta del fin de semana? y qué es de la vida del famosísimo “meneíto”?

 


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