Serie Preconceptos - Cap.3 - La música clásica es inútil

 SERIE PRECONCEPTOS: Existen preconceptos sobre la música clásica. Son varias cosas que han contribuido a que esto se haya desarrollado, como el cine y la televisión, las discotecas, la publicidad, la música ambiental, etc. Por supuesto también ha influido la educación tecnocrática de colegios y universidades en donde se han ido excluyendo todas las artes, y entre ellas la música. Voy a hacer un esfuerzo por referirme en esta serie a algunos de estos preconceptos, sin esperar referirme a todos. No prometo objetividad ni un escrito sin errores, serán opiniones con mis propios sesgos y vivencias alrededor de cada tema. Como siempre!


CAP. 3 - LA MÚSICA CLÁSICA ES INÚTIL 


Nunca entendí eso de los estados de ánimo para oír música. Explico un poco.

 

ESTADOS DE ÁNIMO

 

A mí muchas personas me decían que oían una gran variedad de música, pero dependía sobre todo de su estado de ánimo. Es decir, si estaban tristes, se permitían oír ciertas piezas o canciones, y en caso contrario oían otras cosas. No hablo de música clásica acá. Hablo en general de cualquier tipo de música. Y es que yo no entendía esto porque siempre oí música independientemente de mi estado de ánimo. En mi caso hablaría más de un estado intelectual que de un estado anímico: cuando uno decide oír una sinfonía definitivamente no está en el mismo estado intelectual que cuando decide oír una sonata para piano, independiente de si la sinfonía o la sonata son alegres o tristes. 

 

Esto me recuerda que con mi amigo del colegio Santiago Ortiz hablábamos de que una de las cosas increíbles de Bach era justamente que su música no es ni alegre ni triste, sólo música. 




Supongo que esto es increíble visto desde estos tiempos, en que ya pasamos por el romanticismo y otros movimientos, y en el que una pieza, una canción, etc., es claramente alegre o triste; todo su carácter está claramente definido, desde la letra hasta el tempo, mientras que por ejemplo Bach no marcaba ni instrumentos ni tempos. Varias cosas de Bach pueden tocarse con diversos tempos, con un carácter más o menos sombrío, y seguramente todo sonará bien. Hay que ver las increíbles grabaciones de Jacques Loussier, en las que Bach suena a un sofisticado y puro jazz, sin ningún carácter cursi ni fuera de lugar. Solo por dar un ejemplo.

Ahora recuerdo mi indignación cuando oí la versión de Carlos Vives de la canción de Charly García Yo no quiero volverme tan loco, mucho antes de que se pusiera el disfraz de vallenatero que sigue teniendo hoy: Charly Vives, como le decíamos burlonamente en la época, debido a la declarada afición a la música del maestro argentino, aceleró el tempo y cambió la instrumentación de esa canción tratando de volverla más comercial, destrozando el carácter desesperado de la canción original. Patético. Es como si hoy se hiciera una versión tropipop de Imagine de John Lennon, algo por el estilo. Aclaro que respeto mucho lo que hizo posteriormente Carlos Vives con el vallenato.

 

INSTRUMENTALIZACIÓN

 

Yo creo que esto de oír música para soportar o levantar el estado de ánimo hace parte de la instrumentalización de la música. Y creo que cualquier forma de instrumentalización del arte, de cualquier arte, es reprochable.

 

Recuerdo algunas frases que en una época se empeñaba en decir y repetir Barenboim, sobre algo similar. Decía que no estaba mal en realidad si a alguien le gustaba oír música cuando llegaba del trabajo, para desestresarse, un poco como el vasote de whisky en las películas. Pero Barenboim comentaba que seguro ese no era el objetivo para el cual fue escrita esa música y que en realidad el compositor nunca pensó en que su música iba a terminar sirviendo para eso cuando la escribió. Efectivamente ese reproche que hacía Barenboim, y que yo no alcanzaba a entender del todo, hace parte de lo mismo: la instrumentalización de la música.

 

Y es que, en nuestras sociedades, tal como las conocemos, es normal pensar que todo debe servir para algo tangible, tener una función, o más bien un valor funcional. Y yo creo que ese es un error grave si pensamos en el arte. Porque, concretamente para qué ha servido la mona lisa? Y para qué sirve una escultura de Rodin? Y un cuadro de Picasso? Yo creo que en el arte esa no puede ser la pregunta correcta, creo que sería una pregunta equivocada. La pregunta más bien podría ser tal o tal obra en qué nos define culturalmente?

 

Esto me recuerda a Winston Churchill en plena segunda guerra mundial, en que le pedían disminuir el gasto cultural, a lo que él respondía algo así como “pero acaso no es por eso por lo que estamos luchando?” También me recuerda a diferentes gobiernos de países desarrollados y no tanto, definiendo las actividades culturales como no esenciales en su afán por catalogar diferentes renglones económicos frente a la crisis del Covid 19, ante la lógica indignación de los artistas.

 

FUNCIONES DE LA MÚSICA

 

Y justamente en música creo que es un error asignarle una función, y para colmo es una de las artes que más funciones extra artísticas se le han asignado. Por ejemplo está la función como banda sonora de cualquier medio visual o incluso sonoro, desde jingles para publicidades de radio o televisión hasta bandas sonoras muy bien hechas para películas de cine, como las impresionantes de Jerry Goldsmith para The Omen, o las menos impresionantes en mi opinión de John Williams para Star Wars, Harry Potter y otras. 

Así estas músicas estén muy bien hechas, es claro que el propósito no es muy musical, sino que la música solo se ve como soporte de otra cosa, en este caso el cine. Está la otra función importantísima en países como Colombia: el baile, es decir la música como medio para bailar. Pero también hay funciones políticas, recordemos a Wagner en el tercer Reich en contraste con Beethoven en el post tercer Reich: en mi opinión ambos fueron utilizados para fines políticos en diferentes momentos. Pero también podríamos mencionar a aquellos que sirvieron el Stalinismo, y otros regímenes, incluyendo más recientemente a Chávez apropiándose de El Sistema: me parece que alguna vez leí un reportaje al respecto, en el que explicaban que El Sistema había sido creado antes e independiente del carácter político que luego se le dio. 

 

Todas estas son expresiones, algunas culturales, otras no, que relegan a la música como soporte de algo diferente a la Música. Bueno, pues siempre pensé que la música debería valorarse aisladamente y no como función de algo extra musical. Uno podría ser radical en esto: por ejemplo pienso que para el movimiento hippie no era tan importante la música como tal sino que con ella se lograban transmitir otros mensajes de tipo social y político, o sea nuevamente la música puesta al servicio de algo extra musical. Algunos rockeros siguieron con esta función hasta llegar a relegar la música a un plano muy inferior. Pienso por ejemplo en Bob Dylan, que me encanta y del que tengo casi toda su discografía, pero que definitivamente tenía preocupaciones muy diferentes a las puramente musicales, porque de lo contrario hubiera sido un Lagoya en guitarra, o un Pavarotti en canto, y no se hubiera ganado el nobel de literatura. 

Caso muy diferente el de Eric Clapton, por ejemplo, de quien por algo se referían como “Eric Clapton is god”, aunque nunca me pareció tan genial como David Gilmour.

Hablando de Gilmour, me parece que Pink Floyd es de los pocos grupos de rock que pusieron todo lo que pudieron en función de la música y no al contrario: imágenes apoyando la música, luces sincronizadas con los cambios en la música y sobre todo los músicos, vestidos como para ir a hacer mercado, porque lo importante era la música. Eso antes de The Wall, claro, en el que el mensaje social, psicológico y pseudo filosófico empezó a pesar demasiado. 

De hecho, creo que la pelea entre Gilmour y Waters va mucho más allá que una simple guerra de egos. No es tan infantil como la pelea en Deep Purple entre Gillan y Blackmore, no. Porque creo que en el caso Gilmour/Waters, uno de ellos piensa que todo debe ir en función de la música, mientras que el otro piensa que la música debe soportar no sé qué embrollos pseudo psicólogos y pseudo filosóficos. Adivinen cuál es cuál y quién me gusta más como artista. Es que si un filósofo es pesado, un pseudo filósofo es inaguantable. Con perdón, o no, de todos mis amigos filósofos, que no son pocos.

Volviendo al estado de ánimo, una de las cosas que siempre me aterrizó fue llegar con mis pequeños problemas y sentirlos aún más pequeños ante la grandeza de alguna obra puesta en mi equipo de sonido. O darme cuenta que el que compuso tremenda obra sí que tenía serios problemas, no como los míos. Eso me ayudó, claro. Pero siempre estuve consciente que esta no era la función de la obra, sino era simplemente una constatación de la diferencia de escalas y magnitudes. Diría casi que entre más triste se esté, la obra seleccionada debe ser aún más triste, y no lo contrario. Pero por supuesto esto también es instrumentalizar la música.

 

VALOR

 

Yendo más allá, pienso que cualquier obra musical pierde valor si solo se ve como un soporte para algo diferente a la música. Esto pasa en todas las artes. Por ejemplo, la estatua de la libertad es una obra de arte? Aunque vehicula elementos artísticos, yo personalmente creo que no es una obra de arte, que tal vez alguna vez lo fue, pero ya no. Porque sirve otros propósitos. Me gustaría saber cuántos cursos de arte estudian la estatua de la libertad como obra de arte, pero sospecho que no muchos.

 

Esto me recuerda a que en varias revistas especializadas de música se preguntan por qué la música de bandas sonoras de películas, sobre todo de grandes como John Williams, pero también Shostakovitch o Prokofiev, siempre están por debajo de otras obras más serias en la mente de casi todos. Eso lo preguntan como con una especie de indignación, casi que acusando de elitistas o extremadamente conservadores a los que pensamos de esa forma. Pero sospecho que se trata justamente de eso, de la función. Es que a quién se le ocurriría comparar una escultura de Rodin con la estatua de la libertad? A quién se le ocurriría comparar la 9a de Beethoven con la banda sonora de E.T.? A quién se le ocurriría comparar una pintura de Dalí con alguno de los murales de Lyon? Y no es que el mural, la música de E.T. o la estatua de la libertad estén mal hechos, no. 

 

APRECIACIÓN MUSICAL

 

Hablando con mi exalumno de ingeniería Julio Patiño, quien a la vez estudió música, y ahora hace una maestría en filosofía, me hizo caer en cuenta que la música estaba desviando tanto su mirada a otras cosas, extra musicales, que era normal que movimientos opuestos a las tendencias funcionales que comento como el serialismo, cosas atonales, el dodecafonismo y otras cosas que no sé nombrar se desarrollaran, oponiéndose a esa tendencia de utilizar la música para otros fines. Es que quién es capaz de poner Le Marteau sans Maître de Boulez para amenizar un aperitivo entre amigos? O para lavarse los dientes? O para cocinar, o limpiar el baño? Yo creo que Boulez dijo “o me oyen o se van a la m… pero eso de hacer otra cosa, o peor, utilizar mi música para otro fin, no lo voy a dejar pasar”. Radical pero entendible.

Algunos amigos, cuando me invitan a comer o algo, como me conocen, me preguntan que qué quiero oír, o me dicen que ponga lo que quiera, seguramente pensando que soy alérgico a la música popular. Pero se equivocan, porque cuando me invitan a comer, no me están invitando a oír música, sino a comer entre amigos, lo cual hoy me parece incompatible con una escucha musical seria. Si pusiera algo que quiero oír, terminaría la velada absolutamente frustrado porque en realidad no pude oír lo que quería. Hoy respondo sistemáticamente que no tengo nada en mente y que pongan lo que quieran. Es casi un ruego. Eso es tan problemático para un melómano que incluso en un número de la revista Classica, uno de los críticos con mayor trayectoria relata que algo como lo que describo le pasó cuando lo invitaron a una cena, afortunadamente la señora que recibía por fin le propuso Mozart y pues él cuenta que accedió de inmediato. Pero lo que es muy diciente es que la anécdota fue objeto de su columna de opinión en tan seria revista!

 

En realidad hay muchas cosas de música popular que me gustan, lo que pasa es que no las puedo oír todo el tiempo, porque esas estructuras sencillas y repetitivas me aburren. Creo que es por la cantidad excesiva de música que consumo. Pero pues para una velada no musical en realidad cualquier música de fondo está más que bien.

 

INTANGIBLES

 

Entonces en una sociedad tan funcional como la nuestra, en la que todo debe servir para algo y cuantificarse monetariamente, es bien difícil que la música clásica tenga cabida y que las personas la tengan en cuenta en sus vidas, porque como no sirve para nada tangible. En mi opinión ahí lo importante son justamente los intangibles, eso es lo que cuenta. Es decir, lo más difícil de cuantificar en términos monetarios tal vez, pero que en realidad son aspectos esenciales para la humanidad. Ya mencioné algo sobre la definición cultural. Intangible. Pero hay otras preguntas para tratar de identificar esos intangibles, como por ejemplo “en qué medida la música me acerca a una dimensión trascendente?” o “qué tanto la obra en cuestión me cambia la perspectiva de la vida?”, o “la humanidad la tendría en cuenta para volver a empezar?”, o “en qué le aporta a la historia de la música, hay un avance importante con ella o no tanto?” Claro, la relevancia debe contar, pero además se trata de una relevancia relativa a la época. Recuerdo que Nikolaus Harnoncourt decía que la primera sinfonía de Schubert era una obra revolucionaria. Esto sorprendió a muchos porque es una obra que en general no se considera importante en el repertorio. Sin embargo, él explicaba que se debía mirar la época en la que fue compuesta y qué aportó como fundamento para proponer obras mucho más relevantes hoy, incluidas las de Schubert mismo. 

Esas preguntas me recuerdan a cuando yo le mostraba a Enrique algo, cuando era bebé, que podía ser Beethoven, Wagner, o Bruckner, diciéndole “mira Enrique esto es Beethoven (o algún otro), por esto es por lo que la humanidad valió la pena”. 

Era una especie de broma claro, de autoburla, como para que me dijeran “uy pero qué exagerado” o “qué ñoñazo”, pero en el fondo se trata un poco de eso. Por algo los discos de cobre bañados en oro que la NASA incluyó en el equipaje del Voyager 1 lanzado en 1977, y que llegará en 40 mil años a la estrella más cercana en donde se piensa que es el punto con mayor probabilidad de que sea interceptado por alguna forma de vida extraterrestre, contiene extractos de Beethoven, Mozart, Bach y Stravinsky. O era solo para jugar?

 

RESPUESTAS

 

Entonces para qué sirve la música? Ante esa pregunta incorrecta, uno podría responder que para seguir avanzando como humanos, definiéndonos culturalmente, buscando algo de trascendencia en nuestras vacías y pequeñas vidas, y sobre todo seguir avanzando en nuevas propuestas musicales, las cuales nos permitan seguir avanzando como humanos, definiéndonos culturalmente, buscando algo de trascendencia en nuestras vacías y pequeñas vidas, y sobre todo seguir avanzando en nuevas propuestas musicales, las cuales nos permitan seguir avanzando como humanos, …


agradecimiento especial a Julio Patiño por la interesante discusión con base en una versión previa y por su concepto positivo para que fuera publicada en este blog



Comentarios