Líneas finales de El Caso Aimard
En mi reciente entrada titulada El Caso Aimard, me refería al primer disco grabado por el pianista francés visitando obras de Schubert. Contaba que aún no había recibido el disco y que estaba a la espera ansiosa de recibirlo.
También contaba en esa entrada que cuando uno se entera que el pianista graba algo de Schubert uno se imagina inmediatamente que va a grabar sus piezas más famosas para piano que corresponden a las sonatas y dentro de ellas a las sonatas del final de su vida o a los impromptus, como varios de los pianistas más reputados han hecho, incluidos Alfred Brendel, Sviatoslav Richter, Andras Schiff, Daniel Barenboim, y Mitsuko Uchida entre otros. Sin embargo, para gran sorpresa, este nuevo disco de Aimard no se trata de las sonatas más reputadas del compositor austriaco sino de miniaturas o danzas seleccionadas entre las casi 450 danzas que compuso. Al oír esto por supuesto uno no sabe qué pensar,si va a ser un disco que vale la pena o no. Eso podría pasar por la cabeza de muchos pero por mi cabeza pasó que todo lo que graba Aimard vale la pena.
Y lo recibí hace unos días y se trata efectivamente de un disco muy particular por varias razones, aparte de la ya mencionada sobre el repertorio seleccionado. Lo primero es que tiene un sonido espectacular y al leer el librito uno más o menos entiende: se trata de un piano legendario en el que grabaron varios pianistas famosos y míticos antes de Aimard, como Emil Gilels o Sviatoslav Richter, y que recientemente fue restaurado. Adicionalmente, según cuenta el mismo pianista en el librito, los ingenieros de sonido aportaron muchísimo a la grabación. Otra cosa que sorprende es que cuando uno ve la lista de tracks es una lista muy prolongada conteniendo más de 40 tracks y cuando uno ve los tiempos de cada Track estos no pasan de dos minutos y por lo tanto uno se imagina que va a estar lleno de cortes y de retomas y que la escucha no puede ser tan placentera. Pero para gran sorpresa se trata de un recorrido con una continuidad asombrosa.
En el librito, Aimard menciona que se trata de un deambular por estas piezas de manera sonambulesca. Y advierte además que no es apto para repetir temas sino que se debe oír de manera continua. No podría estar más de acuerdo con esto. Pero adicionalmente yo añadiría que es muy difícil poner pausas en la mitad del disco y que lo ideal sería oírlo efectivamente de manera continua en el sentido de que no acepta ninguna pausa. Increíble disco, qué genio, qué maestro es este Aimard. Disco sorprendente y delicioso a la vez.
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