Celibidache en disco: una paradoja irresistible (parte 1/2)

Bruckner me obsesionó desde que lo escuché por primera vez en esa caja EMI de todas sus sinfonías por Jochum (en realidad no todas, porque Bruckner compuso dos sinfonías antes de la 1ª, las cuales se conocen como la 00 y la 0 hoy en día). Aún me obsesiona a pesar de que creo conocerlo muy bien. Y aún esas versiones por Jochum dirigiendo la Staatskapelle Dresden son mi referencia para las sinfonías. No entiendo por qué Bruckner no hace parte de las B’s sagradas de la música clásica, junto con Bach, Beethoven y Brahms (aunque no era alemán sino austríaco, tal vez es por eso). 

Beethoven por ejemplo tiene la reputación de ser el sinfonista, o incluso el compositor, más violento, el que hace música más poderosa. Esta fama, que nunca entendí, creo que tiene más que ver con la película la Naranja Mecánica, película que nunca me gustó y que siempre me pareció que dejaba un mal mensaje sobre Beethoven. 

Además no entiendo esa fama porque basta con oír Para Elisa o el primer movimiento de la sonata Claro de Luna para darse cuenta que es un mensaje muy equivocado. Sin querer hacer apología a la violencia, ni hacer un concurso de qué compositor es más violento, creo que Bruckner sería más merecedor de esa fama. Claro, no es el único, ahí está Wagner también. Pero en Bruckner todas las obras, e incluso todos los movimientos, tienen una violencia latente. 

 

DE BRUCKNER A CELI

 

Para mí hay varias cosas que sorprenden al escuchar Bruckner. Lo primero es la impresión de poca fluidez, al tener cortes y retomas en medio de los movimientos. Esto genera una sensación de abandono melódico y de duda. Lo otro es que la melodía no está casi nunca a cargo de las cuerdas, sino de los cobres. Ese cambio de timbre hace que Bruckner se diferencie del resto de compositores de su época y anteriores. Además, esto genera una densidad inhabitual de su música, se vuelve pesada y contribuye a esa no fluidez ya mencionada: los cornos no son capaces de realizar melodías a la misma velocidad que las cuerdas. Las cuerdas juegan el papel de acompañantes, con entramados armónicos y rítmicos súper interesantes y complejos, que enriquecen en gran medida su música. 

 

De Bruckner conozco muchas versiones de sus sinfonías y algunas de su música sacra. Dentro de las versiones de sus sinfonías por supuesto se encuentra Jochum que ya mencioné, pero incluyo además la versión de DG (me quedo con la de EMI, la primera que conocí). Están las tres versiones de Barenboim (Chicago, Filarmónica de Berlín y Staatskapelle Berlín), exquisitas. 

Una de las versiones de algunas de sus sinfonías que me acercaron bastante a Bruckner fueron las de Wand en video, sobre todo la quinta. Hace poco adquirí también la colección Wand de Sony, y a primera escucha me desilusionó un poco, aunque últimamente me he empezado a reconciliar. 



De los ciclos incompletos hay dos que me conmueven mucho: el de Abbado y el de Klemperer. Impresionantes. Lo malo de los ciclos incompletos de las sinfonías de Bruckner es que normalmente se privilegian sus últimas sinfonías, es decir desde la 4ª o 5ª en adelante, y para mí las primeras tres son increíbles. No me atrevo a decir que son mejores que por ejemplo las 6ª, 7ª y 8ª, porque también me encantan. En cambio la 9ª es de las que menos me gustan, y normalmente se pondera por encima de todas las otras. Por el contrario, si pensamos en Beethoven, es clarísimo que sus últimas sinfonías son mucho mejores que sus primeras, y si hubiera que grabar un ciclo incompleto, tal vez lo mejor sería empezar de la 9ª hacia atrás (por si acaso no se llegara a completar). Para mí, en el caso de Bruckner no debería funcionar así: yo propondría empezar con el grupo 6, 7 y 8, luego 1, 2 y 3, y finalmente 4, 5 y 9. Pero es algo muy personal.



Aparte de esas, hay varias de directores con mucha reputación que no me tocan mucho: la 8ª de Boulez, que conocí en video y nunca entendí realmente y el ciclo de Karajan con la filarmónica de Berlín, que me parece frío (me gustan más sus versiones de los últimos años con la filarmónica de Viena). 





A pesar de conocer varios ciclos y versiones, no conocía los de Celibidache hasta hace poco. Muchos opinan que las mejores interpretaciones de Bruckner son de él. Que es el que captura la verdadera esencia de Bruckner. No los tenía por varias razones, pero una de ellas era el precio: todos sus ciclos (incompletos, esta era otra razón) bien sea de DG, EMI o Sony me parecían (y me siguen pareciendo) desproporcionadamente costosos. Adicionalmente me llamaban la atención no solamente sus interpretaciones de Bruckner. Por ejemplo sabía que Barenboim había grabado los conciertos de Schumann y Tchaikovsky bajo la dirección de Celibidache, obras que no son las más interpretadas por Barenboim: antes de eso no sabía que había grabado alguna vez alguno de los dos conciertos. Me parecía entonces bien misterioso. 

También sabía de interpretaciones de ambos conciertos de Brahms, tocados por Barenboim bajo la dirección de Celibidache. Esos conciertos sí han sido de los más interpretados y grabados por Barenboim. La última grabación, para DG (2015) con su Staatskapelle Berlín bajo la dirección del famosísimo director venezolano Gustavo Dudamel (recientemente nombrado nada menos que director de la Opera de París), para mí es la versión de referencia para ambos conciertos. Qué disco! (y nuevamente la crítica no fue benévola). Al parecer, este es el producto de la grabación de ambos conciertos en la misma velada. Sin embargo me llamaban la atención las interpretaciones con Celibidache, porque además estaban disponibles en video. 


En el 2018, EMI (o ahora Warner) publicó una caja llamada The Munich Years con 49 CD’s que incluye todas las grabaciones de Celibidache dirigiendo la orquesta filarmónica de Munich, a un precio similar a cualquiera de los ciclos Bruckner que ya he mencionado. Ahí empezó mi relación con Celibidache.


CELIBIDACHE: MÚSICO, FILÓSOFO O CHARLATÁN?

 

Lo primero que noté de estas grabaciones era que todas eran en vivo. En efecto, me estaba enterando que Celibidache ni soportaba ni estaba de acuerdo en meterse a un estudio de grabación para sacar discos. De Celibidache había oído mencionar algunas cosas, por ejemplo que dirigía muy lento, que era famoso por eso. Pensaba equivocadamente que era asistente de Furtwängler en la filarmónica de Berlín (en realidad ambos fueron directores asociados desde 1947, siempre mostrando su admiración mutua), que ahí reemplazó a Furtwängler cuando éste no podía dirigir durante los años de desnazificación (en efecto fue contratado en 1946, pero no fue seleccionado tanto por sus cualidades o por su reputación sino más bien porque estaba disponible y los aliados no se oponían a su nombramiento, y no había ningún otro director experimentado disponible), y que cuando Furtwängler murió en 1954, Celibidache era el sucesor natural (había dirigido la orquesta en más de 400 ocasiones entre 1946 y 1954), pero que no lo habían seleccionado, sino que habían preferido a Karajan (una vez nombrado Karajan, éste hizo borrar el nombre Celibidache de la lista de directores titulares de la orquesta, siendo Rattle quien lo restableció en dicha lista cuando el inglés fue nombrado en 1999, reemplazando a Abbado). 

Para mí entonces Celibidache estaba relacionado con nombres de directores asociados a música grabada: tanto Furtwängler como Karajan (más aún este último) para mí eran sinónimo de discos, de estudios de grabación (por ejemplo la mítica Jesus-Kristus Kirche) y del sello Deutsche Grammophon. No me cabía en la cabeza que un director de la misma época, del mismo entorno, se rehusara a grabar. Para mí era todo un misterio. Además, por qué habían preferido a Karajan? Qué había hecho o dicho Celibidache para que no lo hubieran seleccionado? Fue una decisión de los músicos o de una especie de junta directiva? Fue una decisión política o más bien artística? Tenía que ver el hecho de que Celibidache era Rumano, Furtwängler alemán y Karajan austriaco? Había algo de eso en la decisión? O las excentricidades del rumano no eran bien recibidas en Berlín, como la vez que quiso expulsar a todos los músicos de la orquesta al tiempo, aceptando luego no llegar hasta esos extremos pero solo si lo indemnizaban con 1500 marcos por músico en cada concierto? Y entonces cómo había terminado en Munich, siendo adorado por músicos y melómanos? Misterio…

 

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