Serie preconceptos - Cap.7 - La crítica en música clásica: siempre seria y objetiva

SERIE PRECONCEPTOS: Existen preconceptos sobre la música clásica. Son varias cosas que han contribuido a que esto se haya desarrollado, como el cine y la televisión, las discotecas, la publicidad, la música ambiental, etc. Por supuesto también ha influido la educación tecnocrática de colegios y universidades en donde se han ido excluyendo todas las artes, y entre ellas la música. Voy a hacer un esfuerzo por referirme en esta serie a algunos de estos preconceptos, sin esperar referirme a todos. No prometo objetividad ni un escrito sin errores, serán opiniones con mis propios sesgos y vivencias alrededor de cada tema. Como siempre!


CAP. 7 - LA CRÍTICA EN MÚSICA CLÁSICA : SIEMPRE SERIA Y OBJETIVA


Algunos eventos más o menos recientes me hicieron caer en cuenta que es posible que muchas personas sobrevaloren la crítica musical o tengan una idea de ella que encaje mejor en sistemas productivos actuales y se salga del dominio del arte, en especial en música clásica.


PREFACIO

Quiero referirme primero a esto último y luego sí entrar en el tema como tal. 

Estoy convencido que el arte en general es una de las principales cosas que nos distingue realmente de las otras especies vivientes en el mundoMe atrevería a decir que el arte es la única cosa que realmente nos distingue de los otros, pero no lo digo por respeto a otros que opinarían que lo que nos distingue es la parte espiritual o filosófica o científica, etc. Pero con el arte, por lo menos hasta ahora no parece haber evidencia que los otros seres que habitan nuestro planeta hayan hecho algo parecido.

Esto lo menciono porque en efecto nuestro mundo está actualmente dominado por la técnica y la ciencia, seguimos pensando que eso lo va a resolver todo, a pesar de haber tenido claras evidencias que es una visión completamente miope y equivocada desde el punto de vista de nuestra permanencia. Con un amigo hablábamos de lo ridículo que se había vuelto la denominación de algunas profesiones, con el obligatorio prefijo « ciencias », como por ejemplo las Ciencias de la administración (sí, existe, y la ofrece una prestigiosa universidad), o las Ciencias de la comunicación, etc. 

Es una especie de complejo, claro. Y para colmo ya ha habido claras demostraciones que la técnica y la ciencia nos pueden terminar extinguiendo. 

En la visión actual parecería que cualquier otra dimensión del ser humano debe ponerse al servicio de la técnica y la ciencia y es inconcebible lo contrario. Y creo que eso es un error. Y pienso que por este concepto, el arte en general y la música en particular se valoran más con parámetros extra artísticos, desde un punto de vista productivo: antes cuántos discos vende, hoy cuántas descargas tiene, etc. 

Y creo que la imagen que se tiene de la crítica musical no se escapa para muchos de esos indicadores objetivos, más adaptados a sistemas productivos que a sistemas artísticos o de otra índole. Y no es que yo mismo me salga de ese sistema, al contrario creo que todos estamos inevitablemente inmersos en él, y aún más yo, que profesionalmente estoy mucho más cercano a las ciencias que al arte.

Ahora sí entro en el tema luego de este largo prefacio. 


EL CRÍTICO ES UNA CELEBRIDAD

Hasta hace poco no entendía lo que vi en un documental en donde un fan muy emocionado de ver a algún artista (tal vez era Lang Lang) lo felicitaba y como puntillazo final, como la demostración irrefutable de su valor como artista, le decía que había leído muy buenos comentarios de su última producción en algún medio de crítica especializada. Y lo que no entendía era la reacción del artista, quien en vez de darle las gracias al fan y dejar así, le decía que aquello no tenía ninguna importancia. Yo pensaba que sí era importante pero que ese artista afirmaba que no lo era, como mecanismo de defensa. Hoy pienso diferente, y estoy más de acuerdo con ese artista.

Esto me recuerda ahora mismo creo que era Bernstein quien decía que a pesar de haber viajado por el mundo, conocido muchos sitios, en algunos veía estatuas de compositores, en otros había visto calles o plazas nombradas como algún músico famoso, no necesariamente compositor (como Karajan por ejemplo, nde), o había visto edificios o construcciones con el nombre de algún músico local o internacional famoso, (como Boulez por ejemplo, nde) pero que jamás había visto nada con el nombre de algún crítico musical, por más reputado o famoso que fuera aquel crítico. Eso me da mucha risa. Y además no hay nada más cierto.


100 AÑOS DE GRAMOPHONE

Esto me lleva a pensar en el primer evento reciente. El mes de abril que acaba de pasar, la revista inglesa Gramophone cumplió 100 años de haber publicado su primer número. 

Esto me parece un récord bien importante porque además supe que a pesar de guerras, pandemia, etc., la revista no dejó de publicar ningún número de ningún mes desde ese abril de 1923 hasta hoy. Supe que los números pudieron contener menos páginas por ejemplo y que el precio al público podía oscilar, durante esos meses o años oscuros. Pero lo que realmente me fascina es ese primer párrafo del prefacio al primer número de la revista, en el que el fundador Compton Mackenzie, explica la política editorial, diciendo que « la revista es un órgano de opinión sincera, con una visión personal, y por lo tanto honesta pero no infalible, y que los errores que puedan cometer en algun juicio de alguna producción están más por el lado de la amabilidad ». O sea algo así como « no se lo tomen tan en serio tampoco ». Esto me parece de una sinceridad y honestidad abrumadoras y creo que concuerda con lo que para mí es una crítica como tal: solo un punto de vista personal y por lo tanto subjetivo. 


GRUPO FACEBOOK 

Como se han dado cuenta, si bien este blog contiene algo de argumentación siempre pongo por delante que son opiniones subjetivas sobre las producciones, y que si hay argumentos, estos actúan más como explicaciones que como pruebas irrefutables de lo que voy diciendo. Ojalá se entienda así. 

Pero —y este es el segundo evento— cuando publiqué la primera parte de la entrada de Schumann me sucedió algo desconcertante que explico enseguida. 

Esta entrada, como la mayoría que publico, fue sometida a una serie de grupos temáticos de Facebook para ayudar en la difusión y llegar a las personas naturalmente más interesadas en el tema específico. Como esa entrada se trataba de Schumann, la sometí a uno de los grupos especializados en Schumann, y recibí un comentario del administrador del grupo que me decía que me hacían falta algunos directores de orquesta por mencionar y me sobraba uno. Se refería a la frase de mi entrada « Entre los ciclos que más me impactaron, aparte del de Karajan que menciono, se encuentran el de Rattle dirigiendo también la Filarmónica de Berlín, el de Bernstein, el de Yannick Nezet-Seguin y los de Barenboim ». Recuerdo que él me decía que faltaba Furtwängler por ejemplo. Y yo volvía a leer mi frase y seguía sin entender qué era lo que faltaba, porque estaba clarísimo que se trataba de los ciclos que más me impactaron a mí y por lo tanto nadie podía saber más que yo mismo cuáles me habían impactado más. Entonces no faltaba ni sobraba ninguno. Tampoco decía en esa frase que los ciclos que mencionaba eran los mejores, por ejemplo, y no decía las razones por las cuales me habían impactado esos ciclos y no otros.

Y creo que ahí está la clave: las razones. En efecto es posible que el de Furtwängler sea mejor que todos los que menciono ahí. También es posible que el de Nezet-Seguin esté muy por debajo de otros que no menciono. No tiene nada que ver con la calidad, sino más con mi historia personal en relación a esas obras. 

Entonces, solo para explicar unos cuantos, el de Karajan me impactó porque conocí las sinfonías de Schumann a través de ese ciclo, y el impacto fue enorme en ese momento, claro, a pesar de que hoy casi nunca lo oiga ni lo tenga en cuenta.

Por ejemplo el de Nezet-Seguin salió publicado en una época en que me encontraba muy alejado de la música de Schumann por diferentes razones, entonces fue como una especie de redescubrimiento, entonces por supuesto me impactó. Además de que coincidió con que en esa época estaba apenas descubriendo al director canadiense, a quien valoro mucho y creo que hace parte del relevo generacional de los mejores directores del mundo.

El de Rattle fue la producción inaugural del sello Berliner Philharmoniker y pues en realidad hoy ya estamos acostumbrados a lo lujoso de sus producciones en todo sentido, pero en ese momento, por ser la primera producción, sorprendía mucho el altísimo nivel tanto de la calidad técnica como de la estética logradas, muy diferentes a lo que hace cualquier otro sello. Adicionalmente salió en SACD y era la primera vez que oía Schumann con ese sonido. Me sorprendía además que la producción inaugural no hubiera sido con Beethoven o tal vez Brahms como mínimo, sino con Schumann, al cual no consideraba tan grande ni relevante como los otros dos… En fin, todo eso me impactó en su momento. 

Es decir mi listado no se trataba de un top 10 o algo por el estilo, pero supongo que el administrador de ese grupo está tan acostumbrado a los rankings y a las calificaciones en términos de productividad objetiva que no leyó bien y asumió que me refería a la calidad interpretativa y no a mi historia con el ciclo, porque a quién podría importarle eso? 

Pero para mí de eso se trata la crítica. El tiempo cuenta, o sea la historia. Una producción que hace 20 años pudo haber recibido una evaluación muy buena por parte de un crítico, en ese momento, podría hoy ser evaluada muy mal por el mismo crítico. Porque la temporalidad es importante. No hay absolutos. Empezando porque en 20 años pudieron haber publicado cualquier cantidad de grabaciones de las mismas obras de diversa calidad y que podrían en efecto superarla. O también porque en 20 años la forma de interpretar esas obras puede cambiar y lo que se valoraba como bueno puede no serlo tanto algunos años después. Y el mismo crítico está influenciado por ese tipo de evoluciones. Y eso que 20 años no son tantos.


RESPETO

Finalmente, yo creo que el crítico siente un profundo respeto por quien está criticando. Hace poco mi hijo de 9 años, quien tiene un canal de YouTube, publicó algo sobre música. En la descripción incluye « recuerden que esto es comedia, las críticas que hago hacia muchos organismos populares no son en serio ». Guardadas proporciones, me sorprende el parecido con la editorial del primer número de Gramophone de hace 100 años que comento arriba.

Entonces creo que lo que impulsa al crítico no es tanto calificar o descalificar producciones, como si estuviera habilitado para ponerse por encima de los artistas, sino su valoración subjetiva de las producciones como piezas de arte. Ante una pieza de arte, el hombre siente un deseo irreprimible de hacerla conocer a todo el resto de humanos. Estoy convencido que esto es casi instintivo para nosotros, y marca la diferencia entre lo que podemos considerar arte y lo que no. Por ejemplo es mucho más frecuente y fácil para un crítico exaltar alguna producción que dar críticas negativas. Ahí por ejemplo se reconoce al crítico amateur como yo en contraste con uno más profesional. Si se dan cuenta, casi en ninguna entrada de este blog doy críticas negativas. Justamente lo que me mueve es exaltar piezas de arte. La crítica negativa es mucho más difícil de hacer y requiere mucha experiencia. Entonces creo que el impulso para hacer críticas negativas sigue siendo exaltar: al hacer una crítica negativa automáticamente se exalta indirectamente la o las mejores producciones de la misma obra. Es un poco como el impulso de proteger la pieza de arte. Por eso siempre hay un contraste de esa pieza objeto de crítica negativa con las mejores producciones existentes. Entonces, aparte de ser subjetiva, la crítica es relativa y no absoluta.

Finalmente, debo decir que leer críticas negativas en muchos casos resulta divertido, y creo que por eso son más famosos los críticos que suelen hacer críticas negativas que los otros, aparte de que en general son más experimentados, por lo que ya comenté. Y creo que resulta divertido por la paradoja que se crea  al decir algo negativo pero con respeto hacia el artista y dar razones contundentes y al grano, que permiten pasar rápidamente a otra cosa. Es como salir corriendo con respeto y elegancia, pero correr para escapar al fin y al cabo.



Comentarios

  1. bravo, gracias desde España. Fausto

    ResponderBorrar
  2. Totalmente de acuerdo con lo expresado en este post. Tampoco yo soy un crítico musical, ni siquiera amateur, tan solo una persona a la que conmueve y gusta unas obras y compositores, y otras no. Saludos desde Canarias.

    ResponderBorrar

Publicar un comentario