Abbado 90

En otra entrada me refería al amor a primera escucha, se trata de mi entrada sobre Knappertsbusch

Aunque eso sucede a veces, no quiere decir que sea el ideal para acercarse a un intérprete o un compositor. Es decir, el amor a primera escucha no garantiza la calidad del intérprete o compositor ni tampoco garantiza el nivel de fanatismo sostenido que uno puede tener por él. 

GUSTOS ADQUIRIDOS

Existen en la música otros procesos de maduración del oído que pueden resultar en grandes aficiones, incluso mayores. Muchas veces, o en muchos casos, mis discos más apreciados me costaron mucho trabajo para acercarme. Y pienso también en otros géneros. Por ejemplo con Atom Heart Mother de Pink Floyd me pasó que al principio no lo entendía, fue bastante complicado, me sobrepasaba y me parecía una música difícil, casi sin sentido y muy alejada de lo que estaba acostumbrado al oír Pink Floyd. Me pasó con varias cosas también en música clásica. Daniel Barenboim es un claro ejemplo de este fenómeno, siempre lo he dicho: Daniel Barenboim es difícil de acercar, pero cuando uno ya está adentro es igualmente difícil de alejarse. Eso pasa con muchos de los intérpretes, es una especie de elasticidad: el proceso de acercarse lentamente garantiza casi que uno nunca va poder alejarse realmente. 

Ahora que lo pienso bien es como los gustos adquiridos. Todos sabemos que tanto en bebidas como en comidas los gustos adquiridos son los que más nos marcan al final. Yo encuentro semejanzas en el arte también: lo que uno rechaza al principio puede convertirse en lo que uno más defienda al final.

ABBADO Y BEETHOVEN 

Ahora bien, empezando el tema de esta entrada, lo que comento arriba me pasó bastante con Claudio Abbado, quien este año estaría cumpliendo 90 años.

Inicialmente, las interpretaciones de Abbado me parecían muy suaves, muy light, con poca personalidad. En consecuencia duré muchos años sin acercarme a la música de Claudio Abbado, aún sabiendo que era uno de los patrones europeos de la música clásica. Pero una vez que me acerqué y entendí el carácter, me quedé atrapado en su música y en sus interpretaciones. Hoy en día lo considero como uno de los pilares de la dirección, y en particular para algunos compositores.

Lo primero que conocí de Claudio Abbado fue Beethoven en video. En realidad no me marcó. Conseguí esos videos porque en esa época no había prácticamente filmaciones que uno pudiera adquirir con sinfonías de Beethoven. Como lo mencioné, esas interpretaciones me parecían un poco carentes de personalidad, lo cual me resultaba muy grave tratándose de Beethoven. Claro, en estos videos reconocía también cimas, como la novena de Beethoven con una Karita Mattila en su mejor momento ante un Abbado sublimado. Pero en general, estas son interpretaciones que no me marcaron en su momento.

Antes de eso había conocido a Abbado dirigiendo uno de los conciertos para piano de Brahms con Maurizio Pollini al piano. Esta interpretación sigue siendo una referencia. Me encantó, pero se lo atribuía más al pianista que al director, por supuesto.

ABBADO Y LA OTRA VÍA

Luego de muchos años decidí ampliar mi colección de Bruckner con interpretaciones adicionales y me encontré con las de Abbado. Se trataba de una pequeña caja con algunas de las sinfonías de Bruckner interpretadas por Abbado dirigiendo la orquestas de Viena y del festival de Lucerna. 

Por ejemplo, en la primera sinfonía, Abbado dirige la orquesta filarmónica de Viena. Es una interpretación legendaria que yo había visto parcialmente en video ya: un video en blanco y negro con un Abbado muy joven dirigiendo en Viena de manera muy enérgica, casi beligerante, como retando a los vieneses, muy distinto del Abbado de los últimos años, casi como otra persona. Tal vez esas actitudes retadoras en especial en la programación de las temporadas, en la selección de las obras y solistas y en la forma de interpretarlas fue lo que lo terminó alejando de Viena.

Con esa caja descubrí el resto de las interpretaciones de Abbado tocando Bruckner. Y realmente me capturó su visión de Bruckner, un sonido muy puro, muy cristalino. Ahí entendí que esa búsqueda de un sonido puro yo lo había malinterpretado como un sonido sin personalidad. Por supuesto eso se debía a cierta tradición en la interpretación sinfónica. Ahora Abbado me mostraba otra vía. Decidí entonces explorar más grabaciones de Abbado con más de esas cajas pequeñas. Adquirí Claudio Abbado the Decca Years y las cajas Deutsche Grammophon de Haydn, Schubert, Mendelssohn y de los años de Chicago. Todas esas cajas muestran a un Abbado con una altísima calidad en sus interpretaciones, la de Chicago destacándose particularmente en Mahler. Hasta ese momento no había entendido la filosofía interpretativa de Abbado, muy diferente de la tradición austro-germana a la que estaba acostumbrado. 

En ese momento entendí que realmente los músicos de la orquesta filarmónica de Berlín son unos monstruos porque supieron adaptarse a un estilo completamente diferente de su tradición cuando nombraron a Abbado director de su orquesta.Y todos sabemos que en esa época también brillaron, como en casi todas las épocas.

LAS TRES B’s SACROSANTAS Y UN MAHLER EN BERLÍN

También en ese momento decidí ahondar más en Abbado y fue cuando salieron grandes cajas recopilatorias del milanés dirigiendo diferentes orquestas para la Deutsche Grammophon. Empecé con la caja con todas sus grabaciones para Deutsche Grammophon dirigiendo la orquesta filarmónica de Berlín. Creo que fue la primera que salió. Si había alguna duda sobre la calidad de Abbado, quedó completamente disipada en ese momento. Quedé convencido y capturado por esa visión de música sinfónica cristalina, sin pretenciones, sin sobrepeso. Una de las cosas que más me capturó fue el ciclo Mahler de esa caja. 

Hasta ese momento yo conocía muy bien las sinfonías de Mahler por Bernstein y estaba hasta ahora descubriendo las interpretaciones de Abbado en Mahler. Se trata de un Mahler increíble, y lo oía como si hasta ahora estuviera descubriendo al compositor, siendo que en realidad ya había pasado más de una década desde que lo había oído por primera vez con el ciclo de Eliahu Inbal. Creo que esa visión de música sinfónica cristalina le viene muy bien a la música de Mahler, que en algunos momentos resulta un poco cargada. De esa caja de Abbado y la filarmónica de Berlín me capturaron también los ciclos sinfónicos de Beethoven y de Brahms. En ese punto ya tenía a Abbado como una referencia en tres de las B’s sacrosantas de la música clásica con Beethoven, Brahms y Bruckner, y adicionaba a Mahler también, nada menos. 

Esa caja de la Deutsche Grammophon supera para mí a la caja Sony. Sin embargo la caja Sony tiene algunas cosas que son joyas. Por ejemplo su ciclo sinfónico de Tchaikovsky. Creo que solo por ese ciclo vale la pena esta caja.


VIENA Y LONDRES EN COMPLEMENTO

Otra de las grandes cajas de Abbado es la caja con todas las grabaciones para Deutsche Grammophon dirigiendo la filarmónica de Viena. Aunque prefiero las interpretaciones con la filarmónica de Berlín, vale la pena su ciclo sinfónico de Beethoven. También hay versiones complementarias de las sinfonías de Mahler que valen la pena. Increíbles versiones. También se encuentra su ciclo incompleto Bruckner con esa primera sinfonía del año 1969 con un Abbado muy fogoso dirigiendo esa orquesta. En esa caja vienesa, Mozart también vale la pena. De hecho la caja Sony también contiene bastantes sinfonías de Mozart, pero acá se adentra en los conciertos para piano con Pires y Gulda llegando a interpretaciones exquisitas.

Para mí eso de los conciertos de Mozart es como una especie de apertura a la última caja que sacaron de Deutsche Grammophon, esta vez dirigiendo la London Symphony Orchestra. En esta caja entonces sus grandes interpretaciones son tanto las sinfonías de Mozart como los conciertos para piano, estos últimos interpretados de manera exquisita por Rudolf Serkin. A pesar de estas cimas interpretativas que comento, la caja con la LSO me parece la menos esencial de todas, incluyendo la de Sony.



EUROPAKONZERT

Otra puerta de entrada a Claudio Abbado fueron los videos con conciertos y documentales. Inicialmente, independientemente de Abbado, empecé a interesarme en una colección: los famosos Europakonzert de la filarmónica de Berlín. Estos conciertos fueron un invento del mismo Claudio Abbado al llegar como director de la orquesta. Y el invento es muy atractivo: cada primero de mayo desde 1991 la orquesta celebra su fecha de creación dando un concierto en una ciudad europea diferente, con un programa en general ligado con esa ciudad o con su historia musical, en un sitio arquitectónicamente muy atractivo, casi siempre con un solista famoso ligado a esa ciudad o país y con un director referente, no siempre el director titular de la filarmónica de Berlín. Esos conciertos se grabaron en dvd y se produjo una caja con los 25 primeros conciertos europeos. No digo que son los mejores conciertos que he visto de esa orquesta, pero sí son conciertos muy llamativos por todo lo que señalo arriba. Además es una caja que me trae muchos recuerdos porque la adquirí en la misma Philharmonie de Berlín, cuando fui a ver a Barenboim dirigiendo the Dream of Gerontius de Elgar al frente de la Staatskapelle Berlin.

Por supuesto varios de esos Europakonzert fueron dirigidos por el mismo Abbado, y entonces empecé a entender su forma de dirección con esos videos, mostrándome además la amplitud de su repertorio. 

ABBADO EN VIDEO

Luego ya cuando estaba bien aficionado a Claudio Abbado adquirí otras dos cajas. La primera es una caja también con 25 DVDs de la que vale la pena señalar varias cosas muy importantes: Abbado no solamente dirige la orquesta filarmónica de Berlín sino también la orquesta joven Gustav Mahler, la orquesta del festival de Lucerna y la orquesta Mozart. Dentro de estos 25 DVDs hay varios documentales que son muy conmovedores. Aunque se repiten algunos conciertos europeos, hay muchas otras cosas impresionantes como la novena de Mahler, varias de las sinfonías de Beethoven, el réquiem alemán de Brahms, la número uno y la número cuatro de Mahler, solo por mencionar algunas cosas.

La otra caja recoge algunos de los conciertos emblemáticos de los últimos años de Claudio Abbado, tras su operación de cáncer de estómago. Muchos coinciden que se trata de la mejor época del maestro milanés como director, que trascendió la dirección de orquesta al enfrentarse a la muerte y según dicen prolongó su tiempo de vida gracias a la música, etc. Lo que se nota en estos videos es la mística de Abbado en esos conciertos, luego de su retiro de la orquesta filarmónica de Berlín, al frente de orquestas como la orquesta Mozart, la del festival de Lucerna y la orquesta joven Gustav Mahler. Orquestas que en principio se salían de lo convencional, de cierta forma, y representaban más libertad musical. También es notoria la adoración a Abbado de los músicos de esas orquestas, que trasciende el simple respeto profesional. En esta colección se encuentran misas de Schubert y Mozart, la novena de Mahler nuevamente, la quinta de Bruckner que es un espectáculo, alguna sinfonías de Mozart y el réquiem.

En todos estos videos que comento es un placer ver dirigir a Abbado. No sé si su técnica de dirección sea muy avanzada, no sé en realidad si tenía una buena o una mala técnica (supongo que al menos buena por su palmarés como director) pero lo que es claro es que es uno de los directores más elegantes y con los movimientos más estéticos que he visto. 

Para mí es una dirección muy “aérea”, con muy poca agresividad aún en los pasajes y obras más movidos. 

Es una dirección muy noble y generosa a la vez, tanto con el público, como con la obra y los músicos. 

No agrede ni es violento como sí podría parecer un Rattle por ejemplo, no es exagerado ni narcisista como sí puede parecer un Dudamel por ejemplo, no es desordenado ni tosco como sí puede parecer un Barenboim o un Gergiev, no es informal ni hiperactivo como sí puede parecer un Bernstein por ejemplo. Hablo solo de sus movimientos corporales, claro.



CARISMA

Aunque es un blog de música, no puedo dejar de mencionar la inmensa personalidad de Abbado como ser humano. En algunos videos queda claro la sencillez de Abbado, que contrasta con lo que hasta ese momento habían sido todos los directores de la orquesta filarmónica de Berlín, por ejemplo. Me encanta que en un video diga que su misión y el ideal a alcanzar con las orquestas era finalmente desaparecer, volverse innecesario, lo cual era un signo de absoluto entendimiento entre los músicos. 

También hay una especie de entrevista que le hace Pierre Boulez en la que le pregunta qué se siente tener tanto poder siendo el director titular de la orquesta filarmónica de Berlín, lo cual de por sí representa un altísimo nivel jerárquico a nivel mundial. Claudio responde diciéndole que no se siente una persona poderosa en lo más mínimo, solo un músico más. 

Esto recuerda también la sorpresa de los músicos de la filarmónica de Berlín cuando Abbado inicia su mandato en esa orquesta diciéndole a los músicos que no lo llamen Maestro, solo Claudio, lo cual era un absoluto contraste con lo que habían vivido con su anterior director.


Un personaje muy cálido, muy humano a simple vista y que parecía que ponía por delante las relaciones humanas sobre cualquier otra consideración. Un personaje carismático el cual creo que 9 años después de su muerte ha hecho muchísima falta en el panorama mundial de la música clásica, pero que dejó un legado musical y humano extremadamente importante.

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