Casi dejo pasar esa de Barenboim

No sabía muy bien qué pensar cuando se mencionaba en 2019 el Festival Barenboim. Había varios elementos que me atraían, y otros tantos que me alejaban de ese evento. Dentro de los que me atraían se encontraba por supuesto el nombre de Barenboim, de quien soy fan absoluto desde ya hace varios años tanto del pianista, como del director e incluso de la persona, por su lado humanista. Además, desde que me acuerdo siempre he admirado a muchos artistas argentinos, no solo Charly sino Piazzola, y muchos músicos de tango como Salgán, Rovira o Rivero, y muchísimos otros genios. Y ni hablar de los clásicos como Barenboim y Argerich. Justamente otro elemento que me atraía de ese evento era la participación de otra leyenda argentina de la música clásica, nada menos que Martha Argerich. 


Y para completar, se encontraba la violinista alemana Anne-Sophie Mutter, quien por esa época había pasado por Bogotá para un concierto en el Julio Mario Santo Domingo que no me hubiera perdido por nada del mundo. Cuando vino Anne-Sophie le escribí por Facebook que si quería podía invitarla a almorzar ajiaco al apartamento como para que cambiara la comida de los hoteles durante su gira, y también le ofrecí trasladarla al concierto a la hora que me dijera, como yo también iba podía ser práctico. Además le decía que no tenía que hablar inglés todo el tiempo, entonces que podía pasar un momento relajada antes del concierto, porque podía hablar alemán con Enrique y Liliana. Qué raro, nunca me contestó. Cuando Enrique supo (tenía apenas 6 años), le pareció rarísimo que hubiera tenido el atrevimiento de escribirle a la que había visto en videos y carátulas de CDs. Inicialmente no me creyó, hasta que le mostré el mensaje, y luego me preguntaba que si ya me había contestado, como para estar listo para el almuerzo. Qué risa, me imaginaba Anne-Sophie diciéndole a su agente que en Bogotá todo bien pero que había un loco desquisiado que la había invitado a almorzar por Facebook. Después vi que en su página Facebook publicó fotos de visitas turísticas en cercanías a Bogotá, recuerdo una en la laguna de Guatavita. 


Más seriamente, volviendo al festival Barenboim, por supuesto me atraía que en un mismo evento se encontraran reunidas tres leyendas de ese calibre, sobre todo esas, de quienes soy fan confirmado. 


Sin embargo, había elementos que no me atraían definitivamente. Uno de ellos era que se iba a desarrollar en el llamado CCK, es decir el Centro Cultural Kirchner. Lo del CC me parecía normal, pero lo de la K no tanto, y peor aún CC unido a K. O sea si fuera CCB (CC Barenboim) o CCCG como clamaban en varios grupos Facebook de fans de Charly García, me hubiera parecido un poco más normal. Y así con muchas letras del abecedario, como la A de Argerich, ya hablé de B y C, la D de Di Stefano, la E de Edmundo Rivero, la F de Ferrer ... en fin, estoy seguro que los argentinos no tienen ningún problema con ninguna letra del abecedario para encontrar algún pilar de la cultura argentina. Tampoco sabía si esto de la K se refería más a la sucesora o qué. Ahora lo sé: me declaro ignorante absoluto de qué haya hecho el presidente Néstor Kirchner por la cultura argentina o por la cultura en Argentina, pero definitivamente como melómano era uno de los elementos que no me atraía del festival. Además me imaginaba que se trataba de un teatro de medio pelo, no sé por qué. 


Otro aspecto que me resultaba poco atractivo del evento era que había conciertos, pero también charlas, y confieso que ese tipo de cosas pseudo filosóficas no me atraen. Claro, depende de quién hable, pero en general no siempre el pseudo filósofo me atrapa y el filósofo confirmado tampoco, porque no entiendo casi nunca nada. Me disculpo con mis amigos filósofos que no son pocos: así somos los profanos.


DUDAS POCO RAZONABLES

 

El año pasado supe que habían publicado un DVD doble con el ciclo de las cuatro sinfonías de Brahms por Barenboim dirigiendo su Staatskapelle de Berlín en el CCK, en el marco del festival Barenboim. Pensaba que la primera versión del festival había sido en 2019 y hasta donde sabía la Staatskapelle no había tocado, sino que era la West-Eastern Divan Orchestra la que había participado. Algo no cuadraba. En efecto me estaba enterando que la del 2019 no era la primera versión del festival, que había varias antes, y que la primera versión había sido en 2014! De hecho, estos conciertos con la Staatskapelle correspondían a la versión de 2018.

 

Empecé a mirar los detalles de la producción. Habían varias cosas que no me gustaban. Aparte de que era en el CCK, por lo que comenté antes, había otros elementos, por ejemplo, no proponían versión en Blu-Ray, únicamente en DVD, lo cual me parece un desatino para una producción reciente. A ese respecto Ángel Carrascosa en su blog comentó que la versión del DVD tenía una imagen muy mala comparada con unos archivos que le habían enviado de los mismos conciertos. Cuando leí eso, ya había encargado el DVD, pero aún podía cancelar el envío, entonces le pregunté que si era mejor esperar a que sacaran los conciertos en otro formato y me respondió que era casi seguro que no lo hicieran y que en todo caso él no se había arrepentido de haber adquirido los DVDs. 


Adicionalmente, para completar, lo que más me hizo dudar fue el formato del sonido: en la contracarátula solo se menciona PCM 2.0 Stereo, lo cual ya me parece bastante anticuado; los videos más recientes proponen un sonido Master Audio, entonces me esperaba dts 5.1 o dolby si acaso. 

 

PREJUICIOS CRÍTICOS

 

Ahora me acuerdo cuando leí un libro autobiográfico del pianista ruso Evgeny Kissin, en el que afirmaba que él pensaba que luego de Glenn Gould nadie iba a ser capaz de aportar una visión renovada de las variaciones Goldberg de Bach, que ya todo estaba dicho, hasta que oyó la versión de ... Daniel Barenboim. Yo pensaba « qué? Si al menos hubiera mencionado a Schiff o a Perahia, pero Barenboim? En serio? ». Esto lo pensaba sobre todo porque Barenboim no ha sido un pianista consagrado a Bach en realidad, y consideraba que los otros dos que menciono tenían más afinidad con ese repertorio. Y por prejuicio, sin siquiera haber oído su interpretación, había declarado que no estaba a la altura. Mal, verdad? Pero la cosa es que no lo podía tomar a la ligera porque la apreciación venía nada menos que de Evgeny Kissin, uno de los mejores pianistas del mundo, niño prodigio revelado al mundo por Karajan y a quien Martha Argerich siempre le gustó. Esos videos de Evgeny tocando “para” Karajan siendo casi un niño siempre me han conmovido, como ese genial primer concierto de Tchaikovsky en la Berliner Philharmoniker dirigido por Karajan. Entonces esa apreciación de Evgeny sobre las Goldberg de Barenboim me daba vueltas, además todos sabemos que no muchos pianistas hablan bien de otro, sobre todo a ese nivel. No podía ignorarlo simplemente. Luego, cuando oí y vi en video las Goldberg de Barenboim empecé a entender lo que decía Kissin, además porque en ese video, en bonus Barenboim explicaba su visión de la interpretación de la obra. Y mostraba ejemplos él tocando en donde daba a comparar una interpretación neutra, sin algún carácter particular, y luego tocaba el mismo pasaje pero con la intención que perseguía, en la que introducía al piano trompetas barrocas, voces de cantatas, sonidos de violines... o sea de acuerdo con Kissin: luego de eso no me ha sido posible volver a la visión simplista de Gould. Un genio ese Barenboim! 

Lo que me consuela es que tal vez no soy el único con prejuicios. Eso mismo puede pasarle a muchos, incluidos varios críticos, más de los que uno se imagina. Por ejemplo, hace un tiempo en un grupo Facebook de Mahler alguien preguntaba que quién era el director vivo que mejor interpretaba las sinfonías de Mahler. Ahí por supuesto lanzaban que Haitink, que Dudamel, que Rattle, que Fischer, aparecía Mehta también, hasta Currentzis decían. El ejercicio no era tan sencillo porque preguntaban por directores Mahlerianos vivos, es decir estaban por fuera mis preferidos en ese repertorio como Klemperer, Bernstein, Abbado y Boulez. Entonces, como experimento, y también porque considero de altísima calidad lo poco que Barenboim ha grabado de Mahler, me atreví a proponer su nombre. Fue como haber puesto una bomba, casi un atentado terrorista. Ya se imaginarán. No sé qué milagro se produjo para que no me sacaran del grupo, luego de un disparate de ese calibre. Pero en el fondo me preguntaba: será que lo han oído? o ya decretaron que no es bueno sin oírlo, como yo mismo había hecho con su Bach? “Solo” porque Barenboim no ha tocado mucho Mahler, prefiriendo su Bruckner del alma (y todos sabemos que es o Bruckner o Mahler, salvo contadas excepciones como Klemperer o más recientemente Nézet-Seguin, al parecer)?


Otro ejemplo, ahora sí de un profesional y no de grupitos Facebook. Hace muy poco vi una entrevista que le hicieron al pianista Arthur Rubinstein, a sus 90 años, en la que contaba que como su escuela era la tradicional alemana de Brahms/Joachim, opuesta a la de Wagner/Liszt, en su educación musical solía despreciarse el concierto para piano de Grieg, considerándolo como de segunda categoría respecto a otros del repertorio. Cuenta que cuando llegó a Estados Unidos la disquera le propuso grabar ese concierto, el de Grieg. Y él, por imitación, respondió que en realidad no era un concierto muy importante, que tal vez no quería grabarlo... pero que, como en casi todas las casas, la esposa era la que tomaba las decisiones importantes, le compró las partituras y se las puso encima del piano. Él cuenta que las ojeó y le fascinó de inmediato, se lo aprendió en tres días y lo grabó enseguida. Pocos días después estuvo en una comida a la que asistió también Rachmaninov y, para su sorpresa, el reputado compositor le afirmó que él consideraba el concierto de Grieg como el mejor concierto para piano de todos los tiempos!


ALGUNOS CICLOS BRAHMS QUE ME MARCARON


Algo por el estilo me pasó también con el ciclo de sinfonías de Brahms. Yo conocí este ciclo con la versión de Karajan y la filarmónica de Berlín de los años 1970. Todavía me acuerdo cuando lo oí por primera vez, no podía creerlo. Ese comienzo de la 1ª absolutamente premonitorio, ese bom bom bom bom... Realmente este ciclo me marcó. Me parecía algo súper sofisticado. Toda una revelación en su momento. Algo completamente diferente a todas las otras sinfonías que conocía. Durante años me bastó y me sobró con este de Karajan y no busqué más.

Pero luego conocí las de Bersntein con la filarmónica de Viena en un video DG. Era una visión diferente del mismo ciclo. Ya no tan limpio, más bien rugoso, mucho más humano, pero igualmente válido. Aunque seguía prefiriendo el de Karajan, estaba consciente que este de Bernstein me había mostrado otra cara de la moneda y me estaba empezando a mostrar que el de Karajan tal vez no era insuperable. 

Luego de años conocí otros ciclos, el de Norrington en video que no me movió un pelo. El de Masur, interesante, pero sentía que no aportaba gran cosa. El de Celibidache, lento, pero al menos no era más de lo mismo y tenía algunas partes muy convincentes. El de Klemperer, soberbio, exquisito, uno de mis preferidos. El de Welser-Möst en video, bien pero puedo vivir sin él. Y Abbado? exquisito como todo lo de Abbado, claro… Cuando volteé a mirar ya estaba muy alejado del de Karajan, como si hubiera sido en otra vida. 

En 2018 Barenboim sacó el ciclo completo con la Staatskapelle Berlín para DG, en una caja de cuatro CDs. Me encantó, no sabía muy bien por qué pero me parecía de un nivel superior. Por coleccionista sin remedio, me abalancé a adquirir también el de Barenboim con la sinfónica de Chicago, ya que este de Berlín me había impactado, y hasta ahora estaba descubriendo al argentino en ese repertorio. Y la verdad me desilusionó un poco este de Chicago, en parte por el sonido. Claro, difícil competir con el de Berlín más reciente. Sobre este último no entendí para nada las duras críticas que recibió en las revistas especializadas, sobre todo en las francesas: que para qué este ciclo, que no era necesario, que no se entendían los tempos, que trataba de copiarse de un grande no recuerdo si Celibidache o Furtwängler pero que en todo caso no lo hacía nada bien, que el de Chicago no era bueno pero que este era peor... Pero luego me llamó la atención que este ciclo fue presentado por Barenboim con la misma orquesta berlinesa en varios lugares prestigiosos, como la Philharmonie de París. Y para mi sorpresa, en las mismas revistas en que habían arrastrado por el piso la reciente grabación, anunciaban los conciertos como un gran acontecimiento, incluso en alguno de esos anuncios casi que se disculpaban diciendo que sabían que las críticas habían sido muy duras pero que igual esperaban el concierto con anhelo y que no se lo iban a perder por nada. Luego no le daban continuidad a la cosa, no comentaban la prestación a la que fijo habían asistido. No, dejaban así. Qué raro me parecía toda esa tirria/adoración a Barenboim, como ya lo manifesté en mi segunda entrada.

El caso es que luego de esas grabaciones que comento, yo pensaba que todo estaba dicho. Tenía mi top 5 o algo así, en el que habían varios empates, según la sinfonía.

 

BRAHMS Y LOS FRACTALES

 

Con este ciclo de las sinfonías de Brahms me pasa algo raro. Para mí funciona un poco como en fractales. Me explico. Brahms compuso 4 sinfonías, cada una con los típicos 4 movimientos clásicos vivo-lento-alegre-vivo (me disculpo con los puristas por esta híper simplificación, pero es para que se entienda mejor). De casi todas las sinfonías, es decir de casi todos los compositores, me encanta el primer movimiento (vivo) por encima de todos los otros. Siempre ha sido así, el más majestuoso, el de la apertura, en el que hace la propuesta. En varias también me encanta el de cierre (vivo también), igualmente majestuoso, el de la conclusión, el de la palabra final. Los otros movimientos no es que me aburran ni que no me gusten, pero los veo más como transiciones del primero al último. Claro, con algunas excepciones, como la 3ª y la 7ª de Beethoven, en las que sus segundos movimientos son joyas, pero en general funciono así. Son varias sinfonías en que me encantan sus dos movimientos extremos. Por ejemplo en la 9ª de Beethoven claro, en la 9ª de Dvorak, en la 1ª de Mahler, en varias de Bruckner como la 5ª … pero en Brahms sí que es evidente esto: en todas sus sinfonías los movimientos que me atrapan realmente son el primero y el último, y tal vez en algunas me conmueve más el último que el primero. 

 

Ahora bien, este patrón se repite si miramos las cuatro sinfonías de Brahms como vivo(1ª sinfonía)-lento(2ª)-alegre(3ª)-vivo(4ª). Me encantan y me atrapan su 1ª y su 4ª, la 3ª está bien y la 2ª tal vez es la que menos me gusta(ba). Eso es raro, no he leído nunca nada al respecto de estos patrones repetidos en Brahms. Y no creo que haya sido buscado por él, es algo personal mío, porque creo que Brahms no sabía que solo iba a lograr componer cuatro sinfonías, y me parece haber leído que tenía planes para una 5ª. 

https://afolsom.people.amherst.edu/MT290b.html

 

DESCUBRIENDO UN TESORO

 

Bueno, en la segunda semana de febrero al fin me llegó el DVD doble con las sinfonías de Brahms por Barenboim y la Staatskapelle Berlin del 2018 en el CCK. Lo dejé sin abrir unos días esperando el fin de semana, algún momento para estar solo o bien acompañado por Enrique, pero sin Liliana, para poder ponerlo a buen volumen, como es debido. 

 

En efecto, volví a mirar y en la contraportada decía que el formato de sonido era únicamente PCM 2.0 Stereo, qué mal, no podía creerlo. Sin embargo cuando lo puse, como soy terco, busqué otros formatos de sonido ya en el reproductor. Para mi gran sorpresa tenía dts 5.1, uf al menos! Sabía que el primer DVD empezaba por la 2ª y luego venía la 1ª: "qué manía esa de cambiar el orden original", pensaba. Pero por metódico quise verlo en el orden propuesto y que había sido el de los conciertos originales: el 13 de julio de 2018 se había dado la 2ª y la 1ª, en ese orden, concierto que había sido repetido el 17 de julio; el 15 de julio se había dado la 3ª y la 4ª, lo cual también se había repetido el 19 de julio. 

Entonces empecé por la 2ª, la que menos me gusta de todo el ciclo. Segunda sorpresa: el CCK es una belleza! Sobre todo el escenario, enorme y con un diseño lindísimo. Yo que me imaginaba un teatro de medio pelo, me estaban callando la boca. Empieza la 2ª, un comienzo súper suave casi indefinido. Le subo bastante el volumen para poder captar. Empiezo a oir la que supuestamente no me gustaba tanto, la menos buena de todo el ciclo. “Definitivamente Barenboim ya no tiene complejos, en realidad nunca los tuvo”, empecé a pensar, “pero ahora es totalmente libre, se desprendió de cualquier tradición, de cualquier canon, hace lo que se le da la gana!”. Era definitivamente una propuesta nueva, un Brahms a lo Bruckner, o a la Furtwängler tal vez, cambios de tempo, cambios de matices en todas partes. Exagerado, extremo, radical. Casi que paraba, se acomodaba y volvía a arrancar con más fuerza, como Bruckner. Se notaba que las explosiones eran controladas, que la potencia era calibrada, para lograr los efectos finales, qué sonido además. En cuanto a la imagen, era de todo mi gusto, contrariamente a lo que me esperaba por los comentarios de Ángel. Al finalizar el primer movimiento dije: “pensar que casi dejo pasar esa de Barenboim!”

 

LECCIONES APRENDIDAS

 

Por supuesto me devoré la 2ª, muy emocionado. Parece que los argentinos tienen comportamientos similares a los colombianos cuando se emocionan: no había acabado de tocar la orquesta cuando empezó la ovación, y no era para menos. Qué 2ª, seguro es mi referencia absoluta hoy. Alcancé a terminarla; cuando llegó Liliana le conté sorprendido por mi propia estupidez, al haber prejuzgado tremenda joya solo por aspectos extramusicales. En otro momento me devoré mi preferida, la 1ª, luego las otras, hasta terminar con uno de mis movimientos preferidos de todo el repertorio orquestal: el cuarto movimiento de la 4ª sinfonía. Siguen los fractales: si alguien me pregunta por dónde empezar con las sinfonías de Brahms, le propondría sin dudar que empiece con el primer movimiento de la 1ª o con el cuarto movimiento de la 4ª, o sea los extremos de los extremos, los más alejados. Y exagerando un poco (o bastante) el punto, diría que las partes iniciales y finales de cada uno de esos movimientos son las mejores, en comparación con las partes intermedias. Volviendo al DVD, qué producción tan increíble. Un Brahms rugoso, súper humano e hipersensible, pero queriendo ocultarse detrás de su barba, enronqueciendo su voz y con aire severo para que nadie lo note, como uno se imagina que era Brahms. Brahms como debe tocarse. Revelación!

Me acordé de cuando le hacía el quite a Barenboim como director. Inicialmente con su Bruckner, pensando, tanto para sus sinfonías como para su música sacra, "no le debe dar a los talones a Jochum", y luego desesperado tratando de encontrar grabaciones, intentando enmendar mi error. Aún estoy esperando que DG reedite el ciclo de Bruckner con la sinfónica de Chicago, ciclo que se encuentra actualmente descontinuado. Recuerdo también con la serie Beethoven For All, pensando "qué carátula tan mala, y fuera de eso con una orquesta de quinta" (la West-Eastern Divan Orchestra): aún ando buscando a un precio razonable ese ciclo Beethoven luego de haber visto en video los conciertos en Londres. Y así con muchas cosas de Barenboim. Y otra vez había caído en lo mismo, increíble. Casi dejo pasar esa joya de Barenboim y no hubiera sido perdonable!

Comentarios

  1. Gracias por su comentario a mí no me parece muy simpático la figura de Bareboim, no lo admiro como pianista ni como director pero voy a considerar mejor escucharlo con más atención debido a su rico comentario, gracias!

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